Capítulo 18: El rapto

- ¡Naruto! – Iruka, ocupado con sus labores domésticas había olvidado todo lo referente al incidente matinal, más una carita triste acompañada de un alma en pena le hizo recordar - ¿Qué sucede mi niño?, ¿pasó algo? – La inexpresión de Naruto le helaba, su preocupación aumentó al no tener respuesta – Ven, siéntate… dime ¿Qué sucedió?

- No lo sé… - El pequeño rubio estaba al borde del llanto. Sinceramente no podía comprender aquel inmenso vacío.





Las tardes transcurrieron y los días pasaron sin pena ni consuelo. Era como esperar el momento en el que la roca toque el fondo del pozo para saber cuan larga será la caída o cuán profundo el calvario.

- ¿Seguro que estarás bien? – Iruka se despedía de un pequeño rubio esa mañana al partir a trabajar.

- Si, estaré bien Iruka-sensei ¿tienes que preguntármelo todos los días? – Hacía tiempo que Naruto no asistía al trabajo, las cosas se encontraban muy cambiadas y a su pensar su ausencia haría las cosas más fáciles. Lo que no sabía era que no había nada peor para Iruka que dejarle solo y lejos de él. Esta insistencia del rubio por apartarse le hacia vivir un tormento repleto de dudas y preocupación.

- ¡Por supuesto! Eres mi protegido o no. Debo asegurarme de que estarás bien.

- Lo sé Iruka-sensei. Anda sin cuidado, no me pasará nada.

- Me gustaría creerte, pero si no te metes en pleitos callejeros recibo quejas del tendero, el boticario, el cantinero, el panadero, el costurero…

- Ya, ya, ya, ya detente por favor…

- ¡Bien, pues no te metas en problemas!

-Je je je je…

- Nos vemos en la noche – Iruka sale de la choza y… - Por cierto, no olvides comprar pan y leche – regresa para dar una ultima instrucción y se marcha después de recibir un asentamiento como respuesta.

A Naruto no le hacia gracia salir de su choza; estos últimos días no salía de su casucha y el bosque, deambulaba de un lado al otro cuando su ocio alcanzaba niveles desbordantes (hablamos de hacer figurillas de papel y tallar maderos como única diversión). La razón tenía ojos y cabello negros, así como un prominente corcel en el que se paseaba por la aldea casi todos los días.

Tras el escándalo ante la huida de su hermano, él más joven de los Uchiha no escatimó en esfuerzos para reestablecer en lo alto el honor de su familia. Y como futuro heredero de las tierras de su padre, se dio a la labor de atenderlas, desde los sembradíos hasta los mercados y las exigencias de los aldeanos. Recibía quejas de toda índole, en tanto al agua, los alimentos, la salud e higiene, etc. Sasuke estaba demostrando, para sorpresa de todos, grandes aptitudes y compromiso con su encomienda, y al parecer, al único al que no le agradaba era a cierto rubio quien vivía en la parte más pobre de toda la aldea, Naruto.

No podía explicar que era lo que más le molestaba, si verle pavonearse por ahí prepotente y arrogante como había sido siempre, o era el hecho de que ahora ni siquiera le miraba. Era como si todo aquello no hubiese sucedido. Se habían agotado los momentos de diversión, las oportunidades de hablarle en alaridos “Sasuke esto… Sasuke aquello”, se habían esfumado las confesiones de amor. Había terminado toda ilusión, se había dejado de soñar, había llegado a su fin tan absurda fantasía.

- Maldición… - No quería verle al pasar por el pueblo, no quería escuchar a la caballería siquiera acercarse, no quería saber que se encontraba a sus espaldas y con ansiedad mirarle, esperando… esperando que le voltee a ver… esperando que supiera que estaba ahí.

Tomó unas cuantas monedas de la estantería y salió corriendo por los insumos, pese a ser aún muy temprano, esperaba poder obtener su encargo y así terminar prontamente con este suplicio.





- Sasuke-sama, ¿Desea que ensille su caballo?

- Ahora no, gracias…

- Buen día Sasuke-sama, el desayuno esta servido…

- Ahora no, no tengo hambre… gracias Iruka… - Sasuke había mutado de un adolescente a un señor en tan solo unas semanas, su comportamiento era distante a toda destemplanza e inclusive sus gestos y la forma en la que se expresaba demandaba mayor respeto que la de su mismísimo padre.

- Siendo así, con su permiso señor… - Iruka le dio la espalda, como hacía cada que le encomendaba algo y de la misma manera, Sasuke le miraba, la ansiedad lo carcomía, moría cada mañana de curiosidad al no saber de Naruto, quería verle, lo necesitaba. En ocasiones alargaba su estancia en la aldea con el único afán de tropezar con él, pues al contemplarle rebosante de energía se sentía renacer con nuevas fuerzas, le ayudaba a tolerar todas las penas con una chispa de alegría, felicidad que debía dejar a un lado, esencia misma que debía ignorar. Sus deberes le absorbían hasta el agotamiento, tenia muy poco tiempo para pensar y así lo prefería, dejar las cosas pasar y no prestar atención, esperar a que ese “amor” se esfumara, pues su boda sería pronto y tenia bajo todos los medios hacerse a la idea de que su vida estaba hecha. No había forma… de dar marcha atrás.

-¡Señor, Sasuke-sama… - un aldeano se introdujo en la mansión Uchiha con la alteración y el pánico como carta de presentación.





- ¡Su majestad, alteza! – un vigía, alterado regresaba a palacio con su informe matutino.

- ¿Qué sucede? – en esta única ocasión, por razones extraordinarias se le concibió a un vigía la oportunidad de perturbar a la condesa con un infortunio provinciano.

- ¡Un incendio, en la región pobre del territorio Uchiha! – la reina se mostró cuantiosamente alterada al escuchar la noticia.

-¡Kakashi!

- A sus ordenes majestad…

- ¡Ya escuchaste! ¡Date prisa y tráelo aquí! ¡Ahora! – Las órdenes de Tsunade apenas si se entendían, su alteración distorsionaba sus palabras, más no fueron difíciles de descifrar y de inmediato Kakashi partió a su encomienda.

- Es extraño que se dé un incendio en esta época del año, y menos en una región tan húmeda y boscosa – Tsunade trataba de recuperar la calma al escuchar las palabras de Tshizune, su consejera - ¿Cree que sea buena idea traerle tan repentinamente?

- No lo sé Tshizune, pero ya no lo soporto más… - la reina estaba al borde del llanto – quiero tenerlo cerca de mí… ¡Dios, por favor, que no le pase nada!





-¡Un incendio, el la parte baja de la aldea mi señor, se inicio de la nada! ¡Necesitamos ayuda!

- “Naruto” – Sasuke corrió a las caballerizas al escuchar al aldeano - ¡Reúne a toda la gente que puedas y alcáncenme! – Para cuando dijo esto ya se encontraba sobre Chidori dirigiendo la instrucción a todos los lacayos presentes – Tenemos que extinguir ese fuego ¡Ha! – y se hizo al galope deteniéndose únicamente para mirar por un segundo el gesto aterrado de uno de los mozos. Iruka estaba realmente alterado “¡No, por favor no, Naruto!”.





Al llegar al lugar del incidente Sasuke comenzó a buscar a Naruto entre la orbe de personas que pasmadas contemplaban el incendio.

- A un lado… habrán paso… - y finalmente… lo encontró, estaba bien y a salvo, el corazón de Sasuke se tranquilizó de una manera muy cálida… Naruto estaba inerte, completamente pasmado, de sus ojos desbordaban caudales lagrimosos acompañados de su pena. En sus manos un tarro de leche y una hogaza de pan, era todo lo que le quedaba, lo había perdido todo, había perdido su hogar. Sasuke lo entendía y ahora menos que nunca le importaban sus obligaciones, quería abrazarle y consolar con su pecho todo ese dolor… Extendió su mano para tocar al rubio que le daba la espalda frente a él y con ello sacarlo del transe, sin embargo…

- ¡Uzumaki Naruto! – Un corcel pardo hizo acto de presencia justo frente al rubio, el alarido de este y el terror que los caballos le inspiraban terminaron por sacarlo del shock y quedar anonadado ante un misterioso soldado…

- ¿Si? – con voz apenas audible…

- ¡Por órdenes de su majestad, la condesa Tsunade-sama, serás reinstalado de manera permanente en los aposentos de palacio para tu instrucción y protección! ¡Esta es la voluntad de la corona y es inapelable!

-¿Qué…? - de la nada el soldado asió potente el cuerpo de Naruto en el aire y le monto en la parte frontal del caballo.

- Sujétate – Kakashi miró a Sasuke de reojo, pues se mostraba perturbado y mantenía aun la mano extendida – nos están esperando… - el corcel inicio su potente marcha hasta salir del resplandor del fuego y perderse en el horizonte.

- Sen… ¿Sensei?
 

2 comentarios :

Anónimo dijo...

waaaaaaaaaaaaaa Sasukee es un ídolo...me alegro de que Naruto se sintiera de modo...aunque no supiese lo que le pasa a Sasuke realmente...que gran cualidad la suya para esconder sus sentimientos...pero cuan profundos e intensos son...me pregunto si todo es un manipular de Fugaku sobre el asunto de Naruto siendo algo del Yondaime seña tan desalmado de traicionar a la reina...cual será el problema entre Jiraiya, Iruka y lo que tiene que ver con los asuntos de Naruto...por qué Kakashi le dijo a Iruka que dejara a Naruto...ésto se hace cada vez más emocionante...hh si, cierto no me digas que Sasuke se ha comprometido con Sakura??? que horror...bueee no tengo nada en contra de ella...pro sí en éstas ocasiones...ahhh es cierto...acaso Naruto es doncel muy por dentro??? jajjaja
Nadywing

Sora Tapia dijo...

AH!! Pobre Sasuke tiene que apechugar y hacer lo que le mandan TT^TT.
Se llevaron a Naru, que cruel Kakashi el pobre Sasuke con la mano en alto y el se roba a Naru.
saludos ^^

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