Capítulo 34: Las bases de la traición


Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

Me dueles, Jaime Sabines.


La llegada de la primavera nunca había parecido tan lúgubre, las tierras Uchiha emanaban incertidumbre acompañada de un aire de negligencia, la humedad digna de la época no alcanzaba la densidad de la neblina dejada por el reciente contexto.


Uchiha Sasuke, pasaba, desde hace unos días, una exorbitante cantidad de tiempo metido en el estudio, propiedad de su padre ahora confinada a él, prisión voluntaria de aquella flor marchita que entre negaciones leía día tras día las cartas predominantes en la mesa, cartas efectivamente enviadas por Tsukuyomi, no podía existir para sus ojos mayor verdad, aquella letra, nombre y firma fraternos eran inconfundibles, más su mente, deseosa, buscaba sin descanso la más mínima señal, deseaba con todas sus fuerzas llegar a un único pensamiento: “Estoy equivocado”, más por mucho que se esforzaba, cada vez se hacía más firme en su mente, que eso jamás pasaría.

Las cartas hablaban de un único tema, la derroca de la monarquía, eran informes detallados de los miembros de akatsuki, sus habilidades y defectos, cortas historias de su provenir y su paradero, un panorama del todo alentador para los Uchiha y devastador para los Namikaze y el reinado que se ha erigido durante siglos en el país del fuego.

A Sasuke le resultaba difícil imaginar a su hermano realizando aquella hazaña a espaldas de quienes un día juró proteger, más no podía negar que cada palabra era sin duda digna de él. En aquellas cartas se mostraba desnuda su neutralidad, la severidad de sus observaciones, la real crudeza de su pensamiento, que no es reflejo más que el de la desgracia… sin duda algo le había pasado, algo que le había regresado a ser el mismo Itachi de antes, un hombre frívolo y poco expresivo, aquel hombre preso de la vicisitud, de la contrariedad y el desconsuelo. Sasuke se sintió apenado por su hermano, hundido en la intriga y el dolor que el sólo pensamiento de enfrentarse le provocaba, una vez más se imaginaba en una lucha, pues su mente sólo daba lugar a un seguimiento, daría su vida por Naruto y no había lugar a duda de ello, sin embargo, no dejaba de cuestionarse… ¿Qué tal lejos sería capaz de llegar para lograrlo?... ¿matar a Itachi pasaría a convertirse en su única obsesión?

Concentrado en la penumbra emanada por su fantasma, resentido y achacoso, poco era lo que percibía del mundo exterior, en ese estudio no eran más que dos, él y sus pensamientos hundidos, profundos hasta la hondonada médula, recalcando en sus oídos nada más que el eco de la traición y en sus ojos cubiertos y rojos del llanto, el ardor digno de la contrariedad, cavilaba sin tregua entre pensamientos encontrados, cayendo inconscientemente en el acertijo eterno de la desesperación, más justo en el momento en el que sus ideas amenazaban con socavar en un punto sin retorno…

[ubbbbbbbbbbbbbbbbbb] Se alzaban en el aire graves y óseos sonidos, sinónimos de la alerta máxima, alaridos suplicantes de la corona que se esparcían en escasos minutos por todos los dominios del reino.

Al ser perpetrada la monarquía desde sus adentros, los guardias, desesperados, lanzaron hacia todas direcciones las alarmas, los banderines se izaron como semáforos, los hombres sobre las montañas gritaban con sus brazos adornados con banderas rojas “Ataque a la reina”. Para cuando el mensaje fue respondido y toda la guardia real acudió con mármoles y maderas dispuestos a derribar las puertas, que hacían reclusas de una candente batalla, estás se abrieron milagrosamente; la batalla había terminado dando paso a un príncipe convaleciente. Más sin embargo, la alarma ya había sido lanzada, e imparable, sus alcances habían dado lugar al escándalo público, pues la gente de las aldeas cercanas al palacio abandonaron sus labores, atraídos por el movimiento de la guardia, el absoluto silencio y el eco de tan perturbador sonido…

[Abbbbbbbbbbbbbbbb]

Para cuando el rumor de la contienda se adentró en el consiente del joven Uchiha, todo rasgo de batalla había desaparecido de palacio, ni siquiera las espadas recelaban ya el suceso, más para él, el evento era completamente fresco, apenas podía razonar la inminente distancia que le separaba de palacio.

Salió del estudio acelerado, sin noción de la distancia que se hacía hasta los establos, pues en un soplo les había adentrado, sin demora, tomó de las caballerizas su silla y ensilló a Chidori con tal maestría, que los cuidadores del espacio quedaron paralizados ante su habilidad, y así, de la misma manera en la que el prudente marqués regía su vida, partió a todo galope a palacio, sin dar mayor instrucción, ni señal de su destino.






-Lo que hizo fue muy atrevido. No tiene la instrucción pertinente, ni el derecho de arriesgar su vida de tan descabellada manera… - Shizune curaba, entre reproches, las heridas del príncipe, era tanta su aprensión que hablaba con lágrimas en los ojos y la voz quebrantada por la agonía, el miedo de perder al único heredero al trono le había afectado de semejante manera, que Naruto permanecía callado, asimilando el regaño con la cabeza gacha - … no le da derecho…

-Shizune-san… - por un momento la mujer dejó de atender las vendas que colocaba sobre aquel brazo, para mirar con un tanto de vergüenza, hacia los azules ojos que completamente abiertos, acompañados de una cálida sonrisa, le miraban - … estoy bien. No le pasó nada a nadie, así que por favor, ya no llores… - más, en lugar de calmar sus emociones, la nobleza de este gesto, le conmocionó aún más, razón por la cual la doncella soltó un desaforado llanto que le impidió seguir con su labor.

-Mj… - la mujer terminó de cubrir el brazo, y tomando con rapidez la bandeja ensangrentada que se hacía a su lado - … con su permiso. – partió fuera de la alcoba con el semblante débil y el llanto aún presente en sus suspiros.

-Jum… - Naruto, confundido y resignado, dejó que se perdiera lo erguido de su postura, tomando con tranquilidad su herido brazo, suspirando para sus adentros cuando…

[chií-i-i] La puerta secreta de su alcoba, la parte inferior de la cenefa del muro, se abrió, dando paso a un joven soldado de prendas negras que se dirigió hacia él sin mayor gesto, completamente erguido a un paso sin mesura.

-¿Sa-sas-Sasuke? – la impresión de su rostro era digna de su asombro, el marqués había salido de la nada en un momento inesperado, con un semblante único e inigualable, más la sorpresa fue aún mayor, cuando el joven Uchiha se dejó caer vencido por el sentimiento sobre los hombros del príncipe. Naruto abrió sus ojos de cuenca a cuenca, Sasuke le abrazaba cálidamente sin dar siquiera un hola. - Sasuke… ¿Qué sucede Sas…? – no había terminado la oración cuando el marqués se separó de él lentamente, para pasar sus rodillas al piso y contemplar al monarca con desaire…

-Lo siento… - apenas dijo estas palabras, hundió su cabeza en las manos del rubio monarca, besando éstas incesantemente con un gesto que remplazaba dolido el llanto.

-¿Qué… qué quieres decir?

-He jurado protegerte… y… te he fallado. – Era notable la dificultad con la que las palabras salían de su boca.

-¡…! – Esto para Naruto, era difícil de asimilar, tener a Sasuke de rodillas frente a él, era lo suficientemente estremecedor, como para que, inconscientemente, buscara una inconveniente salida - … puedo cuidarme solo… - esto descolocó un tanto al marqués, más no tanto como lo hicieron las palabras que siguieron: - Además, debes estar muy ocupado atormentando doncellas… - Sasuke le miró fijamente, incrédulo, pues con sus ojos como platos, apenas podía asimilar lo que el rubio, resentido, intentaba decirle - …así que ya no te “preocupes”. De cualquier forma ya había pensado en relevarte de tu cargo… - Sasuke se puso de pie lentamente, contemplándolo con los ojos irritados, soportando entre parpados al mar que se ocultaba tras sus pupilas. Estos días le había resultado tan difícil convencerse de lo puro de su amor hacia Naruto, que escucharle decir aquello, cada rasgo de desconfianza, toda superioridad real, le oprimían el corazón a niveles incalculables. Quería gritar, quería atravesarse con un cuchillo el pecho y descansar así de semejante aflicción…

-¡Yo…!

[Crack]

Justo en el momento en el que el marqués dejaría salir todo lo oprimido en su cuerpo, la puerta de la alcoba dio lugar a otro inquilino, al instante, Sasuke saltó con gran agilidad al otro lado de la inmensa cama, siendo invisible para la reina, quien sin percatarse de aquella ajena presencia se adentró a la alcoba para sentarse en un suspiro, junto a su nieto.

-¿Cómo te sientes? ¿Mejor?

-Sí, mucho mejor… - el príncipe pareció cavilar por un segundo - … Oba-chan, ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué Gaara intentó asesinarnos?

-Valla, debí imaginar que lo preguntarías… Bueno, pues, es una larga historia. Sucedió hace un par de años: su padre se alojó dentro de nuestros dominios por cuestiones diplomáticas; sobra decir, que nunca hemos tenido una buena relación, en ningún sentido, así que tratábamos todo asunto fríamente, nunca se sabía que esperar, tenerles aquí ha representado, desde hace siglos, un gran riesgo. En ese entonces fuimos atacados, nosotros creímos que el ataque procedía del reino de la arena, más ellos fueron emboscados al mismo tiempo, su padre, el katzekague de las arenas, falleció en la contienda. Nunca se supo de dónde provino el ataque, pero incluso ahora, ellos nos culpan por la muerte de su rey.

-… la muerte de su rey…

-¿Naruto? ¿Te encuentras bien hijo?

-¿Eh?

-Te veo muy desorientado. ¿Aún estás mareado? – al terminar la frase, la reina puso su mano sobre los vendajes de aquella rubia cabeza.

-No, estoy bien. – Naruto no parecía el mismo de siempre, su ánimo era cabizbajo y lo vago de su mirar alertaba a Tsunade de algún padecimiento.

-… supongo que tendrá que esperar… - susurró.

-¿Qué? – más lo inapropiado de estas palabras desconcertaron al príncipe, atrayendo su atención - ¿Qué es lo que tiene que esperar?

-¡Ho!, sucede que el príncipe de las arenas, Sabaku no Gaara, ha decidido firmar el tratado de cese al fuego entre nuestros reinos, hasta que la contingencia termine.

-¿Por qué no un cese permanente?

-Jaja… - este comentario del pequeño, causó hilaridad en la reina, tanta que comenzó a hablar de una forma desdeñosa y pícara –…qué más quisiera…– de momento, un pensamiento apremiado cruzó por la real mente de la condesa, su mirada se perdió en los ojos de su nieto por un segundo, en el que no llegó mayor sonido a los oídos del oculto marqués…

-¿Oba-chan…? – el príncipe se encargó de desencajar el pensamiento de la rubia reina, a lo cual solamente agregó…

-…quizás algún día… - Tsunade se puso de pie, dio un beso a la frente del príncipe, y de manera poco común, caminó hacia la salida con un paso torpe y lento. Se detuvo frente a la puerta, viró y dijo – Descansa... – terminando así, por salir de la alcoba.

-… – Una vez se hubo ido la reina, Naruto volteó en busca de su fiel guarda… – Sasu…ke – más quedó congelado al ver al marqués ya de pie, con una mano en el pecho y el gesto fruncido. Parecía no poder sostenerse en pie, pues se sostenía de la cama con uno de sus brazos y respiraba dolorosamente ¿Qué demonios le pasaba? – ¡Sasuke! – repitió Naruto su llamado, esta vez con un grito, esperando sacar al moreno de aquel ensimismamiento tan póstumo, más en su lugar, este solo reacciono correspondiéndole con la mirada, sus ojos profundos parecían sangrantes, el iris completo estaba enrojecido e hinchado, como si hubiese derramado un mar de llanto, lo compungido de su gesto parecía provenir de un dolor agudo en el pecho, mismo que aparentaba recorrerle el cuerpo entero, estaba a un segundo del desvanecimiento – ¡Sas…! – el rubio dejó escapar un alarido de preocupación en medio de un suspiro, intentó dar un paso rápido que le permitiera tocar con la palma de sus manos el rostro del agonizante marqués, más como respuesta, a manera de susto, Sasuke emprendió un rápido andar hacia la entrada de aquel pasadizo secreto, se escabulló tan rápidamente que el rubio apenas pudo verle salir de su panorama, para cuando este dio cuenta de que el Uchiha se marchaba, la cenefa estaba ya a unos centímetros de cerrarse completamente.
  





Uchiha Sasuke caminó rápidamente por los estrechos y oscuros pasadizos que recorrían el palacio, caminó como si su vida dependiera de ello, con la intención de correr, más mantenía a su paso la solidez de lo desconocido, tocando las paredes para guiarse, esperando no topar con un desnivel o un escalón que entorpeciera su ciego andar, caminó con semejante velocidad, que en cuestión de un minuto ya había recorrido medio palacio. El aire le faltaba, el corazón le dolía y vencido finalmente por el cumulo de emociones que le atormentaba, se dejó caer recargándose contra uno de los muros, dejando que le envolviera la completa oscuridad. Aflojó la ceñida prenda que rodeaba su cuello, soltando una profunda inhalación al conseguirlo, se sentía ahogado, la respiración se le aceleraba más a cada instante, haciéndole victima de convulsiones desaforadas, las lágrimas comenzaron a emanar sin control de sus ojos; estaba desesperado, no podía respirar, no podía, no podía, su cuerpo se movía compulsivo, su mirada vagaba entre la oscuridad ¿a quién buscaba?, inhalaba e inhalaba, pero el aire no parecía llegar a sus pulmones, salía tan pronto como entraba, los pulmones se le expandían provocándole un inmenso dolor al intentar decrecentarlos. ¡No podía respirar! ¡No podía respirar! ¡No podía!

-¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Un gritó fue lo único que consiguió apaciguar tan fatal estremecimiento… Sasuke finalmente dejó escapar de su garganta todo el dolor que oprimía su pecho, sumergiéndose entre pujidos y gritos más apaciguados que le permitían inhalar esporádicamente pequeñas bocanadas de aire. Las lágrimas se desbocaron como torrentes de sus ojos y los inconfundibles sonidos del moqueo nasal remplazaron lentamente a los alaridos de dolor.

Sasuke estaba derrotado, todas las emociones recientes habían culminado en aquel estallido colérico gracias a la fulminante conclusión, que ahora, sentado junto aquel muro rocoso y húmedo, reflexionada más sensatamente; La reina tenía planes para Naruto, no había pasado mucho tiempo desde que la verdadera identidad del rubio había sido descubierta, y ya formaba parte de múltiples planes perversos y él… no cabía en ellos. Sin dar cuenta de ello, el futuro de pequeño príncipe ya había sido decidido…

Sasuke volvió a convulsionarse traicionado por el llanto, más era una emoción tremenda, descubrir su anhelo un imposible, ser testigo de cómo los deseos que hasta hace poco le parecían palpables, se desmoronaban, pasaban a ser fantasías diurnas, sueños desbordantes de una imposible realidad… Sasuke lloraba en verdad, como no lo había hecho nunca… prueba misma de lo fuerte que era aquel sentimiento, lo puro y desbordante del amor que oprimía su pecho… como odiaba ese sentir, como deseaba ahora no haberle conocido nunca, ahora… ahora que le sabía más lejano que el firmamento.






[Tok Tok] Tocaban a la puerta de la habitación secundaria de palacio…

-… Naruto-sama… Naruto-sama...

-¡¿He?! – Naruto había permanecido hundido en la calidez de sus habitaciones completamente ensimismado, este repentino y corto encuentro con Sasuke le había dejado cien veces más consternado de lo que ya lo estaba a causa de tanto ajetreo, el dolor de su brazo y el mareo de su sien habían disminuido considerablemente, más un pesar agudo le calaba el pecho al no haber obedecido su instinto de seguir al Uchiha hasta lo más profundo de la oscuridad confinada en los pasadizos…

-¿Naruto-sama se encuentra bien? – Shizune llamaba insistente y enérgica al otro lado de la puerta…

-¿He…? ¡Sí, estoy bien! ¡Adelante! – la joven moza abrió con disimulo y la cabeza gacha la enorme puerta - ¿Qué sucede Shizune-san? – el joven rubio estaba junto a su cama, con un aire vago, dando la impresión de disponerse a dormir.

-Su majestad, lamento importunarle, pero Gaara-sama desea verle… - la joven dijo estas últimas palabras con un tono en extremo conservador.

-… - Naruto permaneció en silenció un instante, como si pensará a conciencia sobre darle lugar a esta audiencia o omitirla, en realidad, lo que en verdad debatía era su grado de cansancio, pese a todo, jamás pasó por su mente la más leve desconfianza ante las intenciones del Sabaku – Está bien, dile que venga… - apenas hubo terminado de dar la orden, la puerta se abrió completamente, dando lugar a tan polémico pelirrojo.

-No es necesario… - respondió el aludido.

-Adelante Gaara – Naruto hizo un ademan al duque para que se presentase a su lado.

Shizune dio una leve reverencia anunciando su retirada, dio media vuelta y se alejó considerablemente, a la altura a la que los soldados cuidadores de la morada permanecían, atentos a cada movimiento del duque y su acompañante: un soldado increíblemente alto, con el rostro cubierto casi por completo por las telas que formaban el turbante que engalanaba su frente.

-Espera aquí… - le ordenó Gaara. El soldado dio una leve reverencia y retrocedió un par de pasos, formándose a las costillas de uno de los guardas del príncipe Namikaze.

-Dime Gaara, ¿qué sucede? – los soldados de ambos reinos no pudieron mantenerse indiferentes ante el tono en extremo formal de Naruto para tratar al duque, era como si conociesen desde hace tiempo, o simplemente, como si Naruto desconociera en absoluto las reservas que debía tener al tratar a su inquilino.

-Nada de cuidado, - decía el duque al acercarse al rubio príncipe, quien a su vez tomaba asiento en un costado de la cama – sólo quería confirmar que estuviese íntegro. – finalmente el pelirrojo se puso a la altura de Naruto.

-¿Integro? ¿Qué palabra es esa?

-¿…? – Gaara parecía haber sido tomado por sorpresa.

-Jeje… no es una palabra que se escuche mucho por aquí. – con una inmensa sonrisa, de esas que el rubio acostumbraba, dio un par de golpecitos al costado derecho de la cama, dándole la indicación a Gaara para que tomara asiento a su lado. Actitud completamente desconcertante para Gaara, pero tratándose de Naruto, resultaba de lo más normal, así que el duque agradeció la invitación sentándose en tan inmenso lecho.

-Lo siento… Lamento lo ocurrido esta mañana. La reina dice no haber tenido lugar en lo que le ocurrió a mi padre y yo…

-Descuida. – Naruto interrumpió el discurso sacando de ese trance de remordimiento al Sabaku, quién únicamente le clavo la mirada desconcertado, ¿descuida? Casi le quita la vida, y para el rubio no parecía tener la menor relevancia – Estas en todo tu derecho de desconfiar, lo entiendo. – dedicó nuevamente una de sus mejores sonrisas.

-¡…! – A Gaara desconocidas emociones le abordaron provocándole un fuerte rubor que no podía disimular encogiéndose en hombros, pues su roja cabellera hacía realmente notable el enrojecimiento de su rostro, dado esto, el duque se puso de pie abruptamente, forzando la quijada, y hundiendo cuanto más podía sus mejillas tras sus hombros - ¡Siendo así, me marcho. Con su…!

-¡Gaara! – regresó al príncipe la mirada - ¿Tienes prisa? – a través de las miradas, un claro “no” fue dado por respuesta - ¿Por qué no te quedas a comer? – dijo el rubio al tiempo que señalaba la pequeña mesa de café de su habitación. Nuevamente hablaron las miradas, pues el enmudecimiento típico del duque, le hacía las cosas fáciles de designar al intrépido príncipe. Soltó una enorme sonrisa como en un alarido de energía recuperada, se puso de pie desbordante y ordenó: - ¡Shizune-san!

-¿Señor? – la joven mano derecha de la condesa, se había mantenido con un latente asombro observando a los monarcas más poderosos del mundo entablar una plática como no se había concebido nunca.

-¿Podrías por favor, traernos algo de comer? – Naruto paso su mano al estomago aludiendo su creciente apetito que no tardo en dejarse escuchar, atrayendo la mirada desinhibida del resto – Muero de hambre.

-¡Por supuesto señor! – Shizune salió apresurada y nerviosa, debía cumplir la orden e informar a la reina de este acontecimiento cuanto antes.

-¡Oye tú! – inquirió el rubio una vez que Shizune se marcho - ¡Tú, el de la cosa enorme en la cabeza! – era la primera vez que el rubio hacia un comentario hacia los turbantes de los provenientes de las arenas, mismos que habían despertado su curiosidad desde un principio, y ahora los señalaba al intentar llamar al soldado de Gaara.

-Baki… – añadió Gaara, dando nombre al hombre al que el rubio llamaba con insistencia.

-¡Sí, tú…! Digo; ¡Baki! – el hombre prestó atención a Naruto finalmente - ¿Podrías cerrar la puerta, por favor?

Recibir órdenes del Namikaze fue un suceso estremecedor para todos los presentes, más, aturdido, el soldado solo atinó a corroborar la orden mirando a su señor, Gaara, quien también desencajado por semejante suceso, confirmó la orden asintiendo con la cabeza. Las puestas fueron cerradas lentamente, e inmerso en la desfachatez y confianza que le caracterizaban, el rubio se estiró complacido dirigiéndose al pequeño comedor; en lo único que podía pensar, por el momento, era en comida. Gaara le siguió cauteloso, con el paso en extremo digno y apaciguado, pasó a tomar asiento frente al rubio en el, por demás pequeño comedor.

No pasó ni un minuto cuando el rubio comenzó una charla bastante íntima a criterio del Sabaku, pues comenzó a contarle, sin la mayor mesura, como había sido su vida, crecer como un plebeyo y ahora verse convertido en rey, ser huérfano de padre y madre y haber descubierto recientemente su verdadera identidad. Gaara estaba congelado, no lograba adivinar las razones que motivaban al rubio a abrirse de aquella manera, intentó descubrir las ventajas diplomáticas que este podría obtener con semejante desplante de sinceridad, sin embargo, por más que busco y consideró las posibles ganancias, estas eran descartadas con cada gesto y palabra del rubio, era tan sincero su hablar, era tan pura su mirada, tan digna su consternación que le resultaba imposible encontrar un motivo oculto tras esas sonrisas.

[Toc-toc]

- ¿Mi señor? – llamaba nuevamente la morena moza que traía consigo el encargo del joven rubiales.

- ¡Al fin! ¡Llegó la comida! – dedicó una sonrisa tierna de felicidad a su inquilino, para pasar la mirada a la inmensa puerta que se hacía de espaldas a Naruto a un costado de la habitación - ¡Adelante!

La aludida se abrió paso, con ayuda de los guardias, seguida de un conjunto de siervas que en un minuto dispusieron un gran banquete en el estrecho comedor. A Shizune le resultó en un shock ver a ambos monarcas tan íntimos y dispuesto en la mesilla, necesitó de una gran resistencia para no dejar caer de entre sus manos la charola que llevaba, poniendo a disposición de los señores una pequeña y hermosa tetera, parte de un armónico juego de té, y un recipiente del mismo acabado relleno de postres y bizcochos.

-¿Necesita algo más Naruto-sama?

-Si… dime Shizune-san; ¿Qué trajiste para Gaara?

Tanto las jóvenes cocineras, como Shizune y hasta el mismo Gaara, quedaron atónitos con el comentario del rubio, habían dispuesto de tanta comida en la mesa que el comentario del señorito no tenía lugar. Shizune se ruborizó, y miró con gran vergüenza al joven duque…

-¡Discúlpeme señor, debí haberle preguntado que…!

-¿Shizune-san? – Naruto desencajó a la desconcertada mujer, que al mirarlo, vio aquella expresión gatuna y burlona del rubio – Solo era una broma…

-¿¡…!? – la joven casi se desmorona, tenía los ojos hinchados y el rostro rojo de la vergüenza.

-Jajajajajajajajajajaja… - Naruto no disimuló en nada su risa.

-¡Na…Naruto-sama! – Shizune ofendida dio media vuelta, con el alma en la garganta, se marchó, seguida de las inquietas jovencitas, que apenas si podían contener la risa a espaldas de la gritona e infortunada mujer.

-¡Cierren la puerta! Jeje… - alcanzó a ordenar el rubio entre risas a las jovencitas que se marchaban presurosas – Si sigue así nunca se casará… - Para cuando regresó la mirada a su acompañante, este estaba completamente asombrado, sino era que hasta la misma boca la tenía abierta de asombro, o al menos eso le pareció al bromista de Naruto -¿Sucede algo?

-… - completamente falto de palabras, el duque dio una negativa con la pelirroja sien.

-Bien – Naruto llevó sin reparo la comida a su boca, apenas usando los suficientes cubiertos para arrastrar la comida hasta su garganta, pues no parecía posible que masticara, con lo rápido que engullía cada montón de alimentos - ¿En qué nos quedamos?... mmm… - seguía comiendo al tiempo que pensaba - ¡Ha sí! – aclaraba la garganta después de un gran bocado – Cuéntame Gaara, ¿qué hay contigo? ¿cómo es que llegaste aquí?

-… - A Gaara no parecía gustarle la idea de compartir su historia… y a juzgar por su gesto parecía muy difícil de relatar. El pelirrojo se encontraba buscando entre sus pensamientos la mejor forma de agradecer aquel intimo encuentro, sin tener que dar explicación a su silencio, más antes de que se diera cuenta, el plato que contenía los alimentos del príncipe se dejó caer fuerte sobre la mesa.

-¡Déjalo! Está bien si no quieres contarme; lo entiendo. – Gaara quedó aún más perplejo, se sentía cautivado, era como si ese muchacho entendiera cada uno de los pormenores de su vida, y ahora que conocía su historia, la familiaridad de su relato, le calentaba la sangre propinándole una cálida comodidad que no podía explicar, se sintió, por primera vez en su vida, con ganas de sonreír.

La comida continuó hasta que Naruto le vio fin a los biscochos y no salió una gota más de té de la fina tetera. Continuó el resto de la puesta de sol, contando a Gaara un sinfín de cuentos y dichos que circulaban por su mundo antes de encontrarse entre la alta sociedad, recalcaron las diferencias de ambas culturas un par de veces, contrariando las palabras y asemejando las costumbres y las fechas festivas de ambos mundos, por cada anécdota y diferencia, encontraban una semejanza y una conveniencia. En un par de segundos se hermanaron en sonrisas y risas, fue sin duda un suceso épico e inesperado, una velada que recordarían el resto de sus vidas… y al final;

-Bueno… se acabó el té – decía Naruto mientras zarandeaba la tetera un tanto decepcionado.

-Es tarde ya… - recalcaba el Sabaku a la vez que confirmaba la hora asistido por el oscurecido cielo.

-Si, tienes razón. ¡Bueno! No les hagamos esperar más… - se puso de pie el rubio, sacudiendo de su traje todas las moronas que le engalanaban debido a su reciente comida.

-… - Gaara se puso de pie tras de él.

Naruto caminó hasta la entrada y abrió las puertas, y tal como esperaba, los soldados, Shizune, e incluso un par de las jovencitas que le asistieron estaban pegados a la puerta de una manera realmente infantil, casi caen de bruces cuando de improviso este abrió la puerta. Únicamente Baki mantenía engalanado su postura, más en su gesto se advertía la vergüenza que las actitudes de la caballería del Namikaze le provocaban.

-Jejeje – Naruto no hizo más que reír complacido con toda esa hilaridad.

-… - Gaara permaneció callado, más no por ello menos asombrado.

-Gaara – éste le miró – Buenas noches… - el rubio le ofrecía la mano y una cálida despedida. El pelirrojo agradeció el gesto y le correspondió el estrechar de manos, zarandeaban con escatimada fuerza sus manos, cuando de improviso, seguido de una gran sonrisa el rubio aló al pelirrojo hasta sus brazos, propinándole un apretón tremendo y vigoroso. Todos los presentes, incluidos Gaara y Baki quedaron congelados – Nos vemos mañana. – Gaara estaba en verdad aturdido, jamás había sido participe de un apretón de manos, y mucho menos de un abrazo. Su consternación fue tal que casi le fallan las rodillas.

-Que descanses. – Como pudo, el duque dio una reverencia simbólica, apenas visible a juzgar por su erguida y despreocupada postura. Después se abrió paso entre los guardias y las siervas, seguido por su prominente soldado.

-¿Mi señor? – Llamó Shizune a Naruto, conmocionada con lo que recientemente había precensiado – Usted ha estrechado a Sabaku no Gaara, el demonio del desierto…

-Sí,… ¿Qué con eso?

-¿Ha…? – Shizune pareció estremecerse, y al mismo tiempo sus gesto se enterneció en complacencia – Nada su alteza… nada. – Agachó la mirada, la dirigió hacia las vasallas a su lado y con un certero movimiento, ordenó se le siguiera, para marcharse así en dirección a la cocina.

-Oigan… - Llamaba Naruto a los soldados que le resguardaban una vez que las mujeres se habían ido.

-¿Señor? – contestó uno de los más jóvenes soldados, a quien aún la armadura parecía rebasarle en tamaño.

-Asegúrense de que nadie me moleste.

-A sus ordenes mi señor.

-Pero en verdad nadie. Absolutamente nadie, ni siquiera mi abuela. – decía esto con un aire de complicidad con los incrédulos soldados.

-Así será señor.

Dada esta respuesta; Naruto cerro nuevamente las puertas y esta vez se dirigió impaciente hacia el pasadizo que se ocultaba bajo la exquisita cenefa del muro más distante a la entrada a su aposento. Una vez se hubieron acostumbrado sus ojos a la oscuridad que reinaba en tan estrecho pasillo:

-¡Sasuke! – Naruto esperaba encontrar tras el muro a su extraviado soldado, en verdad lo creía así, incluso durante su charla con el pelirrojo duque, dirigió su mirada hacia el muro esperando ver asomarse cauteloso al moreno marqués, más consciente de lo importuno que eso habría sido, esperaba encontrar impaciente a Sasuke en su espera – ¡Sasuke! – de momento, todo júbilo adquirido con el reciente encuentro pereció dentro del príncipe, siendo remplazado por agonía. No saber del paradero de Sasuke ensimismaba a Naruto al grado del llanto. - ¡Sasuke! – sus alaridos continuaban sin respuesta, los brillantes ojos del rubio cobraron gran fuerza al lagrimarse - ¡Sasuke!... ¿En donde estas? – dijo esto último en un suspiro, completamente resignado. En verdad quería verle, en verdad esperaba encontrarle ahí, y por más que gritara su nombre, él no asistiría, no ahora, y quizás nunca más.








-Adelante, que pase. – El enorme estudio de la reina era recepción de un inesperado visitante, quien fue recibido sin demoras por la reina – Uchiha Sasuke, dígame; ¿Qué le trae por aquí?

-He venido en respuesta de lo ocurrido esta mañana.

-Ya veo – el formidable noble se había adentrado en el estudio hasta estar a un par de pasos de la reina.

-Lamento mi ausencia.

-No tienes nada que lamentar Sasuke. Esto no fue previsto por nadie, solo fue un infortunio que a todos nos ha tomado por sorpresa. Además, me serviste bien cuando fue debido, te mereces un descanso.

-Justo por eso he venido.

-Dime…

-Ya he descansado suficiente. Estoy listo para partir.
 

3 comentarios :

Anónimo dijo...

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHAHHHHHHHHHHHHHHHAHHHHHHHHHHHHHHHHHH APARECIÓ GAARA! LA PESADILLA DE TODO SASUKE SEME EN FICS!!!!! PORQUE CLARO...SUPER DEMOSTRADO ESTÁ EN EL MNGA O EL ANIMÉ SOLO SASUKE EXISTE...no es para nada perfecto Naruto sabe absolutamente todo de él...nada se encuetra fuera de su foco...excepto claro qué anduvo haciedo en los de Orochimaru y todo eso..pero esas son tonterias...lo importante es que Naruto sabe sobre lo peor de Sasuke y no duda...ni un segundo que Sasuke es la persona más especial para...querrá al mundo pero su mundo en verdad es Sasuke...por lo que sinceramente estoy agradecida..xD
JAJAJ CONTINUANDO CON TU FIC...
chiaaaa te adoro...no sabia como engarzarías ésta parte de la historia..y lo hiciste de forma más que magistral...estoy taaaan complacida...soy dichosa!
Nadywing

Creo que no te dejé mi impresión del cap anterior...el internet se me fue al caraj...lo que puedo decirte es que estoy con el jesús en la boca con eso del plan de Fugaku...al final Sasuke va a ser el que tenga que tomar esa decisión verdad? pobre Sasuke...estar en los zapatos de Itachi...ahhh fuera de ello...que hará? acaso aceptará...así podrá velar por la seguridad de Naruto?...acaso de rehusará? por Dios!!
bueee sigamos...
Nadywing todavia tengo muchos caps por delante!

MADRE DEL CIELO A DONDE VAS SASUKE? QUE VAS A HACER????? TENGO MIEDO...NO PODIA DEJAR DE SOLLOZAR A CADA DESCRIPCIÓN QUE DABAS DEL ESTADO DE SASUKE...DENTRO DEL PASADIZO...ESTABA ANONADADA...VERLO REPUESTO Y RESUELTO A IRSE ME DA PIEL DE GALLINA...OBVIAMENTE AQUÍ SE NOTA QUE NARUTO APRECIA A GAARA...PERO QUE DE NINGUNA FORMA DUDA DE SUS SENTIMIENTOS POR SASUKE...DIGO...AUNQUE TODOS VEAMOS LAS POSIBILIDADES A NARUTO NO LE IMPORTAN EN LO MÁS MÍNIMO Y ÉL ES UNA PERSONA QUE IMPONE SU VOLUNTAD...NO SE DEJARÁ...Y GAARA...NO ES DE LA GENTE QUE OBLIGA A ALGUIEN A ALGO Y MENOS A NARUTO...
nadywing...aqui van dos reviews en 1 xD

Leairiux dijo...

Changos... me hiciste leer la escena del pasadizo otra vez, sinceramente ya ni me acordaba, y ho si que es buena. Lo único que hice fue escribir como me sentía en un momento de mi vida y creo que por eso es buena. Me alegra que te guste el fic, me estás haciendo recordar porque lo escribí en un principio.

Sora Tapia dijo...

NO!! SASUKE NO!!, no sabes lo dramatica que me puse al leer que Sasuke se fue, Naruto celoso, nose porque los dos no confian, en mi opinion Sasuke ha demostrado de mas su amor por Naruto, me enfurece que Naruto no vea eso, pobre Sasuke, espero no haga tonterias, pero hay que recordar que es un Uchiha y ellos jamas han hecho las mejores decisiones ¬¬*...sigo creyendo que Itachi no es malo y tiene planeado algo,

Naruto como me desesperas, te amo y te odio, como no quieres que se enamoren de ti, si actuas tan adorablemente hermoso, pobre Gaara otro que cae por Naruto.
Pobre Shizune XD

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