Capítulo 47: Ruinas.


“Pero tú y yo amor mío, estamos juntos,
Juntos desde la ropa a las raíces,
Juntos de otoño, de agua, de caderas,
Hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.”
Matilde II/Pablo Neruda

Los vientos de la particular región en la que los sucesos más relevantes para la comuna se daban frente a sus ojos en la más perfecto de los disimulos, eran atroces aquella noche, la ventisca encaminada sin duda desde las extensas dunas arenosas del reino vecino, habíase dotado al bosque que les circundaba de un peculiar y por demás adorable manto que hacía de tan denso paraje un lugar bien iluminado. El sol de la mañana apremiaba este asunto, haciendo víctima a todos los ojos de quienes apenas esa noche, se desviviesen entre fervientes festejos y el consumo de bebidas alcoholizadas. No fue tanto así para los miembros de un gabinete que sobresaldría sin reparo en comparación con la acostumbrada clientela de ésta posada en la que ahora retozaban. Particularmente tratase de uno de ellos, cuyas exigencias, dada la ignorancia de su casta, rayaba en lo absurdo…

 Apenas deslumbró el sol al príncipe y a su acompañante, pese a la delimitada entrada que la habitación resguardaba a este astro, cuando el marqués, indispuesto a iniciar el día dado lo plácido de su estar debajo el calor de los brazos de un desnudo soberano, se irguió lentamente provocando que los brazos del rubio se resbalaran sobre su dorso. Miró entonces su rostro completamente embelesado, parecéosle, para su desgracia, más hermoso esa mañana que la noche anterior. Se apresuró a levantarse, apartado acertadamente por la negación de su propio deseo, y al haber retozado sin prescindir de una sola de sus prendas de vestir, salió de la habitación con premura sin hacer hincapié en su aspecto. Apenas fuera, encontró de vigía a Sai, quien aguardaba inflexible y al parecer sin cansancio, pues su acostumbrada expresión le privaba incluso de dar muestras de fatiga.

- No le dejes salir. – le ordenó el marqués sin necesidad de mirarle siquiera. Se dirigió el azabache hasta la barra que poseía la bien aseada posada, en donde un trió de jóvenes hacían los últimos toques de limpieza al lugar. - ¿Tienen algo que sirva de almuerzo? – dijo el moreno con un toque de petulancia en su tono. Era curioso que un siervo cualquiera como el que aparentaban sus prendas se expresase de aquel modo, sin embargo, su bien afilado rostro, su mirada, su modos e incluso sus cabellos, denotaban en él un vestigio de nobleza, razón que hacia víctimas de un extraño poder a sus escuchas, haciéndoles atribuirle sin triscar un grado de solemnidad que demandaba obediencia y reprochaba indignadamente los reclamos.

- Aún no hay servicio de comedor señor. Solo puedo ofrecerle pan, leche y manteca de merienda. – Sasuke gruño inconforme al escuchar al muchacho. Quedose en la barra recargado, variando su peso de un brazo al otro en busca de una alternativa que mitigase su deseo. Para él era en verdad indignante tener a Naruto en una pocilga semejante, más aún lo era obligarle a comer las inmundicias que tomaban por comida los pueblerinos. Era de por sí indignante para él, su posición y su estirpe, peor aún le indignaba el hacer presa de semejantes puestos a su rubio delfín. Pero dada la austeridad de su atuendo, estos pensamientos le llegaban de manera forzada al par que recordaba la imposibilidad de su amor, pues ante sus ojos, las actitudes y gestos del rubio apenas discrepaban de aquellas que con recelo recordaba de los días en que fue su criado en Konoha.   

Se hallaba hundido en su ensimismamiento cuando su hermano interrumpía su duro pensar mientas acomodaba en la cabeza de su hermano pequeño los disparatados cabellos, que sin dar cuenta de ellos le hacían cual simpáticos cuernos a sus costados.

- La decisión fue tomada. No debemos hacerla esperar… - dijo secamente, motivando a su hermano menor a separarse de la barra y encaminarse rápidamente a la habitación que había abandonado unos minutos antes. Al entrar en dicha, fue enorme la sorpresa del marqués al encontrar a Naruto vistiéndose, esperaba verle aún indispuesto en el lecho, más esto solo enmarcó una sonrisa involuntaria en su rostro y le impulso a acercársele rápidamente para asistirle, el comportamiento del rubio se mostraba más torpe que de costumbre. Al tener al moreno acomodando su casaca dentro del pantalón, el rubio solo atinó a enrojecer violentamente, sus ojos parecían aún lascivos, más se marcaba en ellos un pesado cansancio.

-¿Te encuentras bien? – le cuestionó el marqués temiendo que padeciese de alguna fiebre, más el rubio ensimismado, tardó bastante en tener la endereza para contestar, dando una negativa gestual por adelantado.

- Me tiemblan las piernas. – dijo finalmente el rubio repleto de bochorno. Sasuke sintió el corazón reventar. La pasión de la noche anterior también había dejado en él dolorosos estragos, pero aquella confirmación de parte de su amante encandiló su corazón de manera desmedida, quería de pronto, saltar de alegría. Atinó a darle un beso rápido, cuál beso de buenos días, y cortó la caricia apurado con poner sobre aquellos hombros un buen abrigo.

- Tenemos que irnos… - le dijo sin más, antes de sacarle, como comenzaba a ser costumbre, a rastras de la posada.  

Fuera se encontraban ya Itachi, Choji y Kima, este último con Chidori a un costado, Sai por otro lado, siguió tras ellos sus pasos desde la puerta a la habitación hasta aquel punto de encuentro. Apenas se agregaron al grupo Kiba dio a Sasuke las riendas de Chidori y comenzaron la caminata, habrán dado unos diez pasos cuando Naruto se detuvo en seco, dando una risa sorda para sí mismo y preguntó - ¿Y Shikamaru? – pensase hasta ese momento que el estratega se encontraba pagando la cuenta de la posada,  más el silencio que siguió a su cuestionamiento, y la mirada desconsolada que le dirigieron Kiba y Chiji le desencajaron completamente, sintió entonces un mal presentimiento. - ¿¡Dónde está Shikamaru!? – demandó fuertemente ahora una respuesta. Sasuke, alarmado soltó las riendas de Chidori y dio un paso hacia él con ademán de querer tranquilizarlo, pero sólo consiguió alterar mucho más al príncipe. Éste aterrado dio media vuelta dispuesto a buscar hasta por debajo de cada una de las piedras de la posada, más Sasuke alcanzó a pescarle de la cintura, alzándole en consecuencia y disponiéndolo entre el fuerte corcel y él, usando su pecho de barrera entre el delfín y la posada. - ¿¡Qué demonios significa esto!? ¡¿Dónde está Shikamaru?!

- Tranquilízate. – le dijo el moreno con un tono de disgusto y una mirada severa en cuyo contexto pareció alarmante para el delfín. Naruto repleto de fastidio y perturbación se zafó con un potente impulsó del encierro de Sasuke, mismo que de un solo salto le puso enfrente de Itachi, al que empujo con toda la amplitud de sus brazos apenas le tubo alcance.

-¿¡Qué demonios hiciste con Shikamaru!? – semejante acto dejó impactados al resto de los integrantes de la guardia, si bien, la cólera y el dolor reflejados en la mirada del rubio eran suficientes para dejarles sin aire, el hecho de impulsar con semejante demencia al soldado más condecorado del más grande y prominente de los ejércitos, era algo digno de un desquiciado. El mayor de los Uchiha resistió el golpe erguido, más no así sus pies que dada la brutalidad del golpe se desplazaron por el arenoso suelo poco más de un metro. Más para su descaro, éste no se digno a contestar e hísole una seña a su hermano, misma que bastó para que este tomara manos en el asunto y de un solo galón tomó al colerizado rubio y le montó del vientre sobre el lomo de Chidori, poniéndose en menos de un segundo a su lado…

-¡Ja! – haciéndole avanzar con tal apuro que el rubio apenas distinguía lo que pasaba, cuando ya divisaba a lo lejos las miradas de resignación de Choji, Kiba y hasta de Sai. Trató como pudo dejarse caer del caballo entre forcejeos, más cuando pudo sostener su peso sobre sus brazos en el inmenso lomo del animal, el galope del mismo era ya tan intenso que de caer de frente contra el piso seguro moriría. Lloró de impotencia ante su cobardía y la falta de fuerza que le hacía para sostenerse así sobre Chidori, pues el galope le hacía chocar contra su cuello no quedándole más que colgar de él cual vil muñeco de harapo y llorar esperando el momento en que Sasuke considerase prudente detenerse.

El marqués anduvo sin tregua durante poco más de media hora, pues estaba seguro que por más que fuera la distancia que hiciese entre el rubio y su última vista del estratega, este regresaría a la misma, aún le tomase semanas volver a pie. Cuando se hubo detenido completamente Chidori en medio del bosque, se apresuró a bajar, dando un par de pasos de distancia mientras restregaba con ira sus cabellos. Naruto se bajó del jamelgo un segundo después que él, y así como toco tierra dio inicio a su caminata sobre las zancadas de Chidori.

- ¡Naruto! – le gritó cuál autoritaria figura Sasuke al rubio. Este se detuvo con poca templanza, volteó desganado la mirada y le dijo:

- ¡No me hables! – con un tono poco condescendiente y desdeñoso. Sasuke corrió hacia él una vez que el rubio continuo su camino, más fue tan poco pertinente el acelero del marqués que se estampó con él haciéndole caer. - ¡¿Quién demonios te crees?! – le gritó el rubio en cuanto sacó su cara del lodoso terreno y dio vuelta para encarar al moreno.

- ¡Escúchame maldita sea! – le gritaba Sasuke al tiempo que forcejeaba con él, pues el rubio trataba bajo cualquier medio soltarse del agarre.

- ¡Vete al carajo! ¡Ya estoy cansado de escucharte! – tragó sonoramente el rubio reprimiendo en cuanto podía la dureza de sus emociones – ¡Lo único que he hecho es escucharte! ¡Obedeceros! ¡Obedeceros a ustedes! ¡Traicioneros! ¡Despiadados! ¡Sinvergüenzas! ¡Asesinos…! – esta última acusación pareció dejar sin fuerzas al monarca, pues los manotazos que soltaba indiscriminadamente contra el marqués cesaron.  Los sentimientos puros del rubio enternecieron a Sasuke haciéndole sentir más pena de la que le era permitido sentir. – Ya estoy cansado… - dijo por último, no pudiendo reprimir las lagrimas que le envergaban con el recuerdo del que una vez fuese su mejor amigo, Shikamaru. Sasuke, apenado dejo caer su frente sobre el cuello del rubio, le pesaba inmensamente el dolor de su amado, le pesaba más que cualquier cosa. Y con su cabeza tan cerca de su pecho y sus revuelcos de tristeza le hacían pensar que si bien el rubio había pecado con gran impertinencia al ir en su búsqueda, abandonando las comodidades de su posición y dejar varada la misma solo por verle a él, no era justa semejante penitencia a tan dulce capricho.

Reanudaron su marcha. Sasuke no necesito más, pues el espíritu del rubio estaba destrozado, bastó con ponerle de pie y sacudirle el lodo, para que este se subiera por si solo a Chidori. Sasuke temió enormemente haber roto en el príncipe algo preciado y que apuntaba a no poder recuperar jamás, más un par de horas reiniciada la marcha, el rubio rompió el silencio.

- Él tenía fe en mi… - dijo a regañadientes, pues el pecho le oprimía lo suficiente para impedirle el habla - … que gran líder resulté ser. – Agregó a esto último una lastimera risa que bien podía interpretar el marqués como llanto.

- No es el único que ha hecho bien en confiar en ti.

-¿Por qué Sasuke? ¿Qué hizo él… sino más que seguirme?

- No ha sido suyo el error.

- Entonces explícame, que no entiendo ¿por qué?

-… - Sasuke no sabía cómo expresarlo, pues apenas él entendía las circunstancias en la que algo así podía sucintarse – Él se opuso a lo dispuesto por Itachi. – no agregó más nada.

-¡…! – y Naruto no supo dar respuesta a ello, le costaba trabajo creer que no era más que acto de un capricho.

- No debieras sentirte tan afligido. No puedo decir que sé perfectamente lo que ha dispuesto mi hermano para él, pero puedo asegurarte que estará bien. – Naruto le miró con gran desconcierto – No diste tregua a explicaciones, e inmediatamente supusiste lo peor. – le aclaró con gran seriedad.

-¿Cómo sé que no me mientes?

- Sabes tan bien como yo, que Shikamaru habría perdido la cordura o la vida antes de dejarte partir sin él. Pero existen muchas maneras de disuadir a alguien. – Naruto abrió aún más sus ojos, sorprendido, no podía imaginar fuerza capaz de mantener lejos a Shikamaru de semejante encomienda, lo cual le alteró aún más al imaginar algo perverso y horrible. – Y sé que mi hermano habrá optado por la más humana y considerada.

- ¿Qué te hace pensar eso? – Sabía Naruto que Sasuke conocía mejor a su hermano que él, pero aún así la severidad y crueldad del capitán Uchiha eran hazañas por demás conocidas en el mundo.

- Itachi sabe de sobra cuál es mi sentir hacia ti… - Naruto parecía haber olvidado ese pequeño detalle, le era tan celosamente guardado todo detalle de su amor para con Sasuke, que se olvidaba siquiera de lo que pensasen al respecto los demás - … y no se arriesgaría a censurarme ante ti, o hacerme digno de tu desprecio. – Esto último parecía razonable, era claro que Itachi amaba a su hermano, pero dudaba él de su bondad. Más hizo lo posible de calmar sus miedos, pensando que quizá Shikamaru había corrido con suerte de ser abandonado en el bosque o enclaustrado por corto tiempo, siendo así, pronto se encontraría bien, y dispondría de sus artimañas de genio para dar con él. No se sorprendería entonces que en semejante momento éste ya siguiese sus pasos. Este pensamiento le devolvió el color a su rostro y la calma que un entorno como aquél denso bosque demandaba.

Anduvieron macilentos un par de horas más hasta que Sasuke sintió necesario dejar descansar a tan esplendida bestia que hacía de su transporte, preocupado al tiempo de no dar aún con el sitio esperado, se lamentaba el no haber hecho comer a Naruto por lo menos el pan de merienda que le habían ofrecido esa mañana, pues conocía de sobremanera los apetitos del rubio, y dadas las circunstancias de su reciente partida, no podía imaginar para el rubio mayor castigo. Sin embargo, se valió de esto para despreocuparse del impetuoso temperamento del rubio, al menos por lo que restaba del día. Al cabo de un buen rato se refugiaron de las inclemencias del tiempo en una madriguera que al parecer de Sasuke bien podía pertenecer a un oso. Naruto por su parte temblaba del frio que la humedad de la tierra le cernía y resguardaba en su poco disipada furia los remilgos que tenía que hacer respecto a las vicisitudes y el hambre que no tardaría en hacerle delirar. Durmieron un lapso de dos horas, acto que les permitió recobrar las energías que el reciente arrebato de cólera les había arrebatado. Siguieron pues sin tregua hasta el siguiente sendero que estaba al cruzar tal brecha de bosque, que aunque densa no se podía considerar larga. Aprovecharon este hallazgo para desviarse hasta el más cercano de los poblados que invadían el esplendor de abedules, donde saciaron su hambre e hicieron de provisiones suficientes para lo que restaba de su viaje.

Fueron los días más apesadumbrados que habían experimentado desde que se conocieron, pues el rubio aún le guardaba recelo y no hacía más que lamentarse por dentro y mirarle con gran desconfianza. Esto irritaba de sobre manera a Sasuke dada su incapacidad para aclarar todo acontecimiento ocurrido hasta ese momento y la pena que con recelo guardaba al no poder acorrucar con su cuerpo al rubio cuando les llegaba entre la maleza la tan esperada hora de descanso, le consideraba él un gran desperdicio.

Finalmente divisaron la aldea de sonido, misma que haría de su guarida por escasos tres días antes de que tuviesen que reanudar su marcha. Era una aldea en efecto pequeña, escondida entre dos encantadores panoramas, por un lado el bosque en el que se hundía la barricada de troncos que rodeaba tan pintoresco recinto, y a sus espaldas, brillantes y espectaculares las imponentes dunas que con gran autoridad exponían la inmensidad de los dominios de la dinastía Sabaku.

El corcel negro que con gran galantería se acercó a la disimulada puerta de aquella aldea fue reconocido a bastante distancia por un vigía, quién de inmediato saltó de su puesto y alerto a sus superiores. Esta pequeña e improvisada milicia que hacía de defensa de tan insospechada aldea, había sido responsabilidad del más joven de los Uchiha, ellos debían a él todo cuanto conocían respecto a la organización militar y las artimañas de las que debían y estaban en derecho de valerse con tal de defenderse de la intromisión rebelde. Por lo que al reconocerle se alegraron y presurosos dispusieron de todo cuanto estuvo a su alcance para darle la bienvenida. En el corto lapso de tiempo que les tomo a los visitantes llegar hasta la aldea, la noticia se había esparcido en más de la mitad de la escasa población, quienes dejaron toda actividad para correr a recibirle con todos los honores que eran posibles brindar. 

Estaban a diez metros de la entrada y ésta ya se abría gustosa de recibirles. Naruto se impresionó cuantiosamente al cruzar aquella improvisada fortaleza, pues aún debajo de las barricadas podía escuchar las risas y los halagos que los vigías y escoltas dedicaron a Sasuke tan enérgicamente que no dejaban en duda su más sincera alegría. El resto del pueblo rodeo con prontitud los costados de Chidori, dejándolo casi inmóvil ante las mujeres, jóvenes, ancianos y niños que risueños daban una acogida como no habían presenciado nunca los visitantes. La puerta se cerró seca tras su entrada.

- Señor Uchiha, nos honra con su presencia. – se adelantó a decir un hombrecillo bien vestido, con un aspecto agradable pero un poco sombrío.

- Lamento arribar sin informarle antes de mis intenciones. – contestó al hombre el marqués mientras descendía visiblemente aterido del caballo.

- Faltaba más, descuide usted señor, pues es bienvenido tanto como guste. – le contestó el hombre alegremente mientras estrechaba su mano. Naruto se sorprendió notoriamente, pues advirtió en Sasuke un gesto indescifrable, que si bien paso desadvertido del resto, él podía distinguirle fácilmente, más no podía entender que significaba aquella expresión tan excelsa, ¿estaba feliz? – Veo que le acompaña un amigo. – agregó el hombre una vez que dio cuenta de la presencia del rubio atraído por la despabilada mirada que éste le dirigía.

- No es un amigo, - contestó casi inmediatamente Sasuke, con el mismo ánimo que mantenía constante – es mi amante. – terminó la frase. Naruto desorbitó sus ojos aún más, no había dado cuenta hasta entonces de que nunca habían expuesto su relación a nadie fuera de ellos dos, lo cual le desconcertó patentemente. El hombrecillo, así como los que rodeaban al marqués y a su acompañante parecieron sorprenderse ante las palabras del marqués, más no fue nada que no asimilaran en cosa de un segundo - ¡Mayor la honra con la que nos apremia…! – exclamó el hombrecillo procurando ser escuchado por todos a su alrededor - … trayendo a nuestra aldea a alguien tan distinguido en su afecto. Será un placer poner a nuestra disposición tanto como esté en nuestras manos. – aclaró el hombre a Naruto haciendo una pequeña reverencia, mientras otras tantas personas ya le extendían alegres la mano para ayudarle a descender del corcel. Sasuke solo le miraba entusiasta. Naruto tomó ayuda de una de ellas y así como puso pies en tierra, estos le encaminaron hacia una de las tantas construcciones de madera que constituían la aldea. Naruto les dedicó poca atención pues miraba sobre sus hombros a Sasuke quién se quedó con aquel hombre entablando un diálogo del que sentía, no debía prescindir, más el entusiasmo de sus guías era tal que se vio forzado a complacerles.

Cuchicheaban en lo bajo sobre el inesperado regreso del marqués y lo impacientes que se encontraban por su regreso. Llevaron estas personas al príncipe a una enorme habitación. Le pidieron que dispusiera del lugar y preguntaban si le eran agradables cada uno de los detalles de la misma. El rubio se cansó de agradecerles y contrariar cada pormenor del espacio.

- …bastarán unos minutos señor. Ya estamos preparando el baño. – le aclaró efusivamente una muchachita de escasa edad con el rostro teñido de un brillante y rojizo bochorno, luego abandonó la habitación. Naruto se sintió desconsolado, miraba cada detalle de la decorada habitación, toda tallada en madera con exquisitos grabados y coloridas cenefas. Intentó como pudo hacer sus pensamientos a un lado y aguardar, pero tal como era de esperarse de su carácter, la impaciencia se apoderó de él y optó por salir en busca del Uchiha, pero al abrir la puerta se encontró con la misma jovencita de minutos atrás – Ya está listo el baño señor. – la jovencita inclinó la mirada intentando ver hacia cualquier dirección, evitaba mirar al rubio cuanto le era posible, pues apenas le vio abrir la puerta, su rostro se tiño fuertemente de rojo. – Si gusta seguirme… - Naruto miró hacia donde había visto por vez última al marqués, sin embargo, por más que dirigió su ansiosa mirada a los interiores de la aldea que le eran visibles, no pudo hallar al azabache, optando en seguida por seguir a la muchachilla. Esta lo dirigió solo a un par de pasos de la que ahora sería su habitación y le abrió las puertas de un pequeño cuarto de baño en el que ya le esperaban otra serie de acomedidas mujeres, quienes se sonrieron al verle llegar. – Espero que encuentre todo lo que necesita aquí. Si dispone de algo más, por favor, no deje de hacérmelo saber. – Naruto se sintió complacido por la actitud de la joven, hacia no mucho tiempo él ocupaba una posición semejante a la de aquella pelirroja y efusiva señorita, lo cual le hizo sentir nostalgia, e inspiró para comportarse como todo un caballero agradeciendo sus atenciones. Pidió al último que le dejaran solo, y así hicieron todas las mujeres que decepcionadas, habían aspirado a asistirle. Una vez solo contempló su entorno un tanto extrañado, las formas y disposición de las cosas de aquel baño eran para él todo un misterio, más, seguro de que podría arreglárselas, se desnudó y entró a la tina. Le tomó poco más de diez minutos comprender el uso de algunos artefactos como otras y una especie de arbusto espinado que optó por no tocar, toda esta extravagancia le sacaba una sonrisa de vez en cuando. Comenzó a untar en su cara una sustancia cremosa que le parecía ser la sabia de alguna especie de árbol, se hallaba bastante curioso cuando la puerta del cuarto se abrió levemente llamando al instante su atención. Entró tras él Sasuke, quien al ver al monarca poco pudo disimular la gracia que su apariencia se hizo sentir.

- Sasuke. – Siguió por desnudarse y entrar a la tina junto a su molesto enamorado. - ¿Por qué me hiciste esperar tanto? – el rubio se fue directo a los reclamos.

- Lo siento. – Sasuke mojó sin aviso la cara del rubio, quitando a su paso aquella viscosa sustancia.

- ¿Qué haces? – dijo el rubio aún más molesto por el agua que había entrado en su nariz. 

- Esto no se usa así. – termino de limpiar el rostro del delfín y tomó un tanto más de aquella sustancia y la puso sobre su húmedo cabello. El rubio se sorprendió, pues el marqués masajeaba su cabeza con aquella rara pócima.

- ¿Sabes lo que es? – le preguntó extrañado.

- Es característico de la región. Funciona como una loción, pero los locatarios lo usan para el cabello porque lo pone brillante. – Se apresuró a lavar su cuerpo y asistir al rubio durante el baño. Al final, le hizo ponerse de pié, y él mismo comenzó a secarle. Naruto solo se dedicaba a mirarle, no olvidaba lo molesto que estaba con él, pero era visible un cambio en Sasuke, ya no se veía incomodo ni estresado, se respiraba a su lado una calurosa calma.

- ¿Estás contento? – le preguntó vencido por la curiosidad, mientras le colocaba alrededor de las caderas una manta. Sasuke le levantó la mirada, pues había estado muy concentrado en secar cada parte del cuerpo de su amante, y al momento en que le miró le dedicó una sonrisa.

- Creo que si… - se limitó a contestar, para bajar la mirada nuevamente ciñendo firmemente la manta que rodeaba al delfín.

- Te gusta mucho este lugar ¿verdad? – continuo con un tomo mucho más afable. 

- Me gusta que estés aquí conmigo. – Aclaró, desconcertando al rubio, quién le miró en espera de más – Este es el lugar… - continuó – al que pensaba traerte aquel día en el que me diste el “si”, ¿lo recuerdas? – le miró entonces con un gesto en extremo coqueto que chispó los nervios de Naruto evitando que hallará con rapidez aquel momento entre sus recuerdos. Al hacerlo se percató de que no era para nada lo que pensaba en aquel entonces, y se sorprendió después, al dar cuenta de lo diferentes que eran ahora sus intereses. Aún ensimismado, Sasuke le tomó de la mano y le llevó hacia unos canastos en los que se encontraba un puñado de ropa bien almidonada y planchada. Sasuke la examinaba cuidadosamente y Naruto no podía hacer más que admirarle y dar rienda suelta a una serie de emociones que le hipnotizaban. El marqués se apresuró en vestirse y vestir al rubio, quien se dejó consentir en su ensimismamiento. Finalmente volvieron a la habitación que les habían dispuesto. – Supongo, que es el momento de aclarar las cosas. –le dijo con un tono que bien denotaba un leve grado de entusiasmo.

- ¿Cómo dices? – El moreno sentó al rubio en el lecho, y le dedicó un beso esperando que este no le rechazara, más se encontraba tan absorto, que poco podía pensar en rechazarlo. Entonces el Uchiha comenzó a hablar. Tomó a Naruto de las manos y le explicó a detalle el momento en el que se enteró la conspiración de derrocar a la reina de su familia, como fue que contactó con su hermano tras su destierro, y los planes que tenía para con la rebeldías hasta el momento en el que él apareció inesperadamente en el campamento – Pero… - le interrumpió el rubio, convencido de que algo no cuadraba en aquella descripción de los hechos - … ¿por qué te fuiste sin decirme nada? me dejaste esperándote, ¿es que ya lo olvidaste?

- No, no lo he olvidado. La razón de ello… - cayó por unos segundos - … creí estar seguro de cómo te lo diría, pero ahora, no sé por dónde empezar. – Le miró decidido y continuó – Poco después de que mi hermano y tú abandonaran Konoha, me encontré con un amigo… - hizo un silencio algo pensativo y siguió – él me dijo muchas cosas sobre ti. – le miró esperando que el rubio llegara a la conclusión de a quién se refería. – Me habló de las razones por las que tuvo que sacarte de Konoha cuando eras muy niño… - los ojos de Naruto se extendieron cuantiosamente asombrado con aquella resolución.

- ¿Qué más te dijo? – preguntó con desesperación.

- Me lo ha contado… todo. - le contestó suavemente. Más no importaba como lo dijera, el rubio se alteró, soltando el agarre de sus manos y poniéndose de pie ansioso, dio un par de pasos haciendo un círculo, e incluso puso sus manos sobre su rostro.

- Yo… - dirigió la palabra visiblemente agobiado al marqués - … yo puedo explicarlo.

- No tienes que explicarme nada. – Se puso de pie tras Naruto, y le tomó del cuello afianzando sus miradas.

- Pero es que… - continuó –… te juro que yo… yo no.

- Basta, basta Naruto. No importa. No importa ya… - Naruto le miró penitente, con un punzante dolor reprimiéndole el pecho – Aunque admito que me costó trabajo creerlo al principio. Lo importante es que incluso después de saberlo, mis sentimientos por ti no cambiaron. Se hicieron incluso más fuertes. Así que no sientas pena, ni me expliques nada. Yo sé quién eres... – le dijo con gran determinación –… y amo todo de ti. – Naruto agacho la mirada con resignación. El marqués siguió diciéndole cuando había avivado sus sentimientos aquel descubrimiento. Motivándole a hacer hasta lo imposible por estar con él.  Había sido esta determinación la que le hizo su mentor en palacio. Le aclaró seguidamente como fue que todas esas ideas se esfumaron al saberle partido del emperador Sabaku. - Nuca tuve oportunidad – agregó resignado. Razón por la cual determinó marcharse en busca de su hermano hasta que el rubio le hizo volver. Terminó exponiéndole su teoría sobre las razones que había tenido la reina para desterrarle. – Ella sabía todo respecto a la conspiración de mi padre. Nunca le ha tenido confianza. Era solo cuestión de tiempo, además de que estoy seguro de que Jiraya-sama le había hecho partícipe de mis planes respecto a la conspiración. Y no dudo tampoco, que conociera de sobra mi relación contigo. Supongo que al final fue la más prudente de todos, apartándome de ti en el momento exacto, – se rió levemente al decir aquello – dándome la excusa perfecta para infiltrarme en la rebeldía sin levantar sospechas, y así ayudarme a llevar a cabo el plan de mi hermano para desintegrar la rebeldía.

Todo comenzaba a cobrar sentido, y cada palabra de Sasuke le calmaba cuantiosamente, al grado de que se encontraban ya sentados sobre el piso.

- ¿Por qué no me han dicho nada de eso?

- Todos estábamos convencidos de que no aceptarías. Para empezar, considerarías este asunto tu problema y seguramente no querrías vernos inmiscuidos en él. Segundo, nadie de nosotros estaba dispuesto a ponerte en riesgo. Y tercero, no había mucho que se pudiera hacer, solo nos quedaba infiltrarnos.
Anqué ahora no estoy seguro de que hayamos obrado bien al ocultártelo, pues terminaste por echarlo todo a perder al seguirme hasta aquí. - el rubio no supo que cara poner, solo se rascó la nuca y sonrió avergonzado.

- Sigo sin entender, por qué han tenido que montar tanto teatro. Todo esto confundiría hasta al más inteligente de los hombres.

- Es claro que aún no entiendes lo importante que resulta resguardar las apariencias para alguien de tu posición. Recuerda que nadie en tu reino sabe de los planes de la rebeldía, rebelarlos al pueblo lo pondría paranoico y nos haría vulnerables. La deshonra a mi familia constituye un doble seguro, pues desalienta las ideas de una revolución interna en el pueblo, y nos dio a mi hermano y a mí, las herramientas para fingirnos marginados.

- Es un alto precio el que han pagado… - dijo ensimismado el rubio.

- La recompensa es aún mayor… - aclaró el marqués dejando al monarca con la mente en blanco, pues habiendo tanto a lo que podía referirse, no pudo orientar aquella cálida expresión a uno solo de los bienes por los que habían obrado los Uchiha. - Desde el momento en el que salimos del campamento rebelde – continuo el marqués, cambiando el tema de la conversación - Zetsu, un miembro de los rebeldes, nos ha estado siguiendo. Itachi y yo teníamos razones para pensar que desconfiaban de nuestras lealtad, por lo que nos mantenían vigilados, y en el momento en el que llegaste a la rebeldía crispaste nuestros nervios, pues te expusiste deliberadamente, por eso es que hemos tenido que ocultarte todo hasta ahora. La barricada de la aldea nos da la distancia suficiente para hablar lejos de su aguda percepción. Zetsu es un gran informante, quizás el mejor que existe.

- ¿Qué haremos ahora? – Dijo ensimismado, pensando en las posibilidades que tenía como legitimo rey de compensar todo sacrificio hecho por la familia Uchiha, sin saber, que para Sasuke era igual, pues se deshacía en ideas para devolver la paz que la rebelión de su familia le había arrebatado al reino entero, sin mencionar que pese a la pasión que le inspiraba el delfín, no podía evitar sentirse remordido por haberle arrebatado su virginidad.

- Pro el momento ignoro si la reina seguirá con los planes de ataque, con nuestra partida seguramente Tobi se ha puesto alerta, por lo que considero que perderíamos nuestra única ventaja, el elemento sorpresa. Así que solo nos queda reunirnos con los aliados del país de la roca para considerar nuestras opciones. – Naruto le miró compasivo, era demasiado grande la labor que se había empeñado en arruinar. Esto solo contribuía a hacerle sentir más inútil e idiota de lo que había sido capaz.

- Lo he arruinado todo. – se lamentó tapando su cara con sus manos. Sasuke se las quitó suavemente del rostro y le dijo:

- No había garantías de que funcionara. Y de no haber sido por ti, al verme sumergido en la batalla tal vez habría optado por traicionarte de verdad. – Naruto se impresionó, más no dudaba que una posibilidad así se hubiese dado, después de todo, brindar tal ayuda en su nombre, no había significado nada más que penas para él.
 

6 comentarios :

Anónimo dijo...

yo también quiero saber la verdad de la que ya todos saben de naruto, la trama esta genial, como siempre

Anónimo dijo...

¡Hola! Soy Takaita Hiwatari, ayer te dejé un review en Facebook, ¿lo leíste? ^w^

Ya sabes, espero impaciente tu actualización. Por cierto, ¿cada cuánto actualizas más o menos? o.o?

¡Sayonara! ^x^

Anónimo dijo...

Que sorpresa me lleve cuando vi que actualizaste, ¡¡gracias, gracias, gracias,!!
Y con dos capítulos uff me muero, que bueno que no abandonaste el fic, me encanta, ¡¡NOS ENCANTA!! sigue así :)

Y en cuanto a los capítulos, que cosas, cuantas cosas pasaron (en especial en el anterior jo jo jo, ahí si que cosas pasaron), pero en este, ¿que la paso a Shikamaru? ¿donde?, ¿donde?, ¿donde?, no pudo dejar solito a Naruto por mas que este con Sasuke :(
Y también quiero saber que pasara en el pueblito al que llegaron y que los paso a los demás.

Bueno tendré que esperar el próximo capitulo, nos vemos y gracias de nuevo por no abandonar el Fic :D

Bye :)

Kiyu_Unmei dijo...

Me alegro ke hayas actualizado tan pronto!!! Pobre de Sasuke, todo me lo juzgan mal pero me hace feliz ke se haya sincerado con Naruto y mas ke este sea conciente de la entrega del Uchiha, son tan lindos. Lo ke me intriga es la mision ke se enconmendo a Shikamaru!!! Pero sobretodo el paradero de Dei y su bebe. Para cuando Naru con pancita. Actualiza Pronto.

nekotana dijo...

Me encanto esto se pone intenso OwO jeje!
Nuevamente gracias
Así que sigo leyendo jeje! XD
Un saludo ^w^

Sora Tapia dijo...

Al fin!!! sabia que Sasuke e Itachi no podian seguir los planes de su padre, pobre Naruto ya se dio cuenta de su error, de seguro Shikamaru tambien ya sabe sino no lo hubiera dejado con Sasuke, me gusto la aldea sin duda hubieran sido muy felices.
Cada vez hay menos capitulos

Publicar un comentario

Deja tus comentarios aqui: