Capítulo 5: Tres personas iguales

Naruto salio de la tina como pasa, estuvo tanto tiempo en el agua, que no le extrañaría si el aroma a Gardenias perdurara impregnado en su piel semanas. A Deidara le pareció que jamás saldría de allí, por ello, aproximadamente a medio baño, le informó al rubio que iría en busca de Itachi, le dijo que pensaba estaría en el comedor y que por favor le buscara cuando terminara, quería verle puestas sus ropas favoritas, Naruto acepto todo capricho de Deidara con gusto, después de todo, estaba infinitamente agradecido.

Al salir del cuarto de baño, encontró sobre la cama sus nuevas ropas, acompañadas de un par de medias blancas y zapatillas azul zafiro, el conjunto era tan bello que no pudo imaginar mejor suerte. Al vestir su cuerpo, sentía la seda rozar su piel con exquisita delicadeza, las medias le ajustaban perfectas, le otorgaban sutileza a sus piernas, el pantaloncillo corto, ajustado en la parte alta y baja, naranjo, con bordados azul rey en forma de sig-sag y figuras discontinuas, sencillamente hermoso y lo que más le impresionó, es que le embonaba a la perfección, finalmente la camisa de mangas largas azul zafiro, el saquillo en conjunto con el pantaloncillo y las zapatillas. ¡Perfecto! El conjunto le quedaba perfecto, el contraste era pulcro, sencillo pero elegante y sus cabellos alborotados haciendo gala de informalidad. Se acerco impactado al espejo de la habitación, su imagen era infantil, exquisita, podía admirarse en el reflejo a un ser distinguido y noble, todo un adonis. Sus mejillas se inundaron de rubor, pensó que no era tan buena idea aceptar esas ropas, podía advertir el rostro de sus amigos al verle y peor aun, los comentarios burlones del Uchiha y la reprobación de su sensei, pensó de momento, en rechazar tan suculento favor, más al recordar la generosidad de Deidara, desapareció de él todo arrepentimiento. Tomó sus viejas prendas, las envolvió como un saquillo y se dirigió al comedor a agradecer por última vez a Deidara.
  



Deidara había estado desde hacia tiempo conversando calidamente con los hermanos Uchiha. Habían repasado ya, todas las aventuras vividas por la pareja durante su enamoramiento, Deidara temía aburrir a Sasuke con sus historias, más este parecía muy interesado e Itachi gustoso de relatar sus vivencias a su cónyuge.

-¡¿Quién lo diría, atrapado por un par de iris y una melena dorada?!

-Hay de mí, que me enamore de un Uchiha.
-En horabuena, hermano, que Deidara tiene razón; grande ha sido su desgracia al terminar consagrado a ti.

-¡¿Y tú, de qué lado estas?! ¡Ya ni porque a tu familia se refiere!

-De lado de Dei, por supuesto.- terminaron riendo acongojados por tan tonta discusión, más las risas enmudecieron con la presencia del joven pupilo de Iruka. Sasuke al percatar el enmudecimiento de Deidara y sin prestar atención a ello, sorbió su trago y viro en dirección al muchacho. Naruto lucia tan radiante que el liquido salio a presión de su boca y nariz, seguido de una tos seca que llamo la atención urdida de Deidara e Itachi, quienes se miraron compinches y guiaron su vista al rubio muchacho.

-¿Es la ropa que te regale?

-Esa misma.

-Hasta que encontraste quien le diera utilidad. Le queda perfecta. Como que te acercas muchacho, juro que no te comeremos, aunque parezcas caramelo. – Sasuke miró consternado a Itachi, jamás se imaginó escucharle hablar así. Naruto se acerco cauteloso, se sentía tremendamente avergonzado. Sasuke le miraba fruncido, parecía consternado y a decir verdad lo estaba, tanto que no pudo ocultarlo.

-¡Arigatou Gutaimas Deidara-san! – hizo una reverencia estrepitosa y brusca debido al nerviosismo.

-No es nada muchacho, verte portarlas hace que valiera la pena conservarlas hasta ahora.

-¡Ha, que pareces ángel muchacho! ¿No es así… Sasuke? – Itachi le miro inquisidor, era obvia su atracción por el rubio e Itachi disfrutaría ahora de fastidiarlo.

-…si – Sasuke contesto entre dientes.

-¡¿Qué dijiste?!

-¡Dije que si!

-¡¿Si qué?!

-¡Si, si, se ve hermoso! ¡¿Estas feliz?! – Naruto y Deidara se miraban, trataban no prestar atención a la platica, más Naruto no podía ignorar tantos elogios y más siendo Sasuke, de quien esperaba una burla, no un halago.

-Con esa traza cualquiera te confundiría con noble, muchacho. Tendrás que andarte con mucho cuidado entre las calles, podrían agredirte o tratar de profanarte – Sasuke se horrorizó ante tal advertencia.

-Tienes razón Itachi, no se en que pensaba al obsequiarle esas ropas. – Deidara también se alarmo, no había pensado en los inconvenientes que podía causar a alguien como Naruto con un par de prendas finas.

-Con gusto las devolveré, yo…

-No muchacho, consérvalas. Solo anda con cuidado y no te pasees ya tarde con ellas.

-Si señor. Las guardare enseguida. – para entonces ya había anochecido, pronto Naruto se retiraría  a casa y volver usando sus viejas ropas, le haría sentirse a gusto, aunque no más cómodo.

-Bien, desembucha… - Naruto se había retirado e Itachi comenzó soltando un extenuante interrogatorio a Sasuke.

Sasuke se vio obligado a confesar cada uno de los detalles vividos con Uzumaki, desde la atracción que sentía por él, el primer día que le vio, el encuentro en la torreta, sus platicas, el incidente con la pelota y la forma en la que le atendió. Itachi embonó eslabones esa noche y arremetiendo con conclusiones poco esperadas por parte de los oyentes.

-Tenía mis dudas, pero se han disipado, es realmente muy curioso.

-¿A qué te refieres? – Deidara no soportaba cuando Itachi divagaba, pues no lo hacia muy seguido y prefería que fuese directo.

-Veras, sabia que había visto a Naruto en algún lugar, pero solo hasta ahora recordé en donde – suspiró – No se como decirlo, pero, ese muchacho es idéntico a tres personas diferentes, o, esas personas son una sola en él.

-Se claro, ¿Cómo que tres personas? – Sasuke esta intrigado por estas revelaciones, a decir verdad, él también sentía haberle visto antes, más no sabia en que sitio.

-Si mal no recuerdo, tendría como diez años la primera vez que le vi. El mayordomo le traía a menudo, era pequeño, tendría como tres años entonces…

-¡Ahora recuerdo! – Sasuke recupero sus memorias, creía haberlas perdido, pero como lo olvidaría, si ese pequeño niño, que era como un hermano menor para él, había perforado profundo dentro de su corazón – pero… ¡Es increíble! ¡Naruto! ¿Ese niño? ¿En dónde habría estado todo este tiempo…?

-Es exactamente eso lo curioso. Me pareció haberle visto hace un par de años o menos…

-¡¿En dónde?!

-No estoy seguro de si era él, o simplemente se le parecía, pero, las marcas de sus mejillas, dudo haya más de una persona con tan singular rasgo.

-¿Por qué te es tan difícil de asimilar? – Deidara acreditaba la confusión en Itachi, solamente a algo verdaderamente capcioso e impredecible, era difícil encontrar algo en el mundo que le confundiera.

-Porque se trataba de una joven campirana – Sasuke y Deidara no podían imaginarlo, permanecieron pensativos hasta que Itachi rompió el silencio – fue en uno de los asentamientos del ejército en el norte. Un escuadrón y yo recorrimos los alrededores en busca de enemigos. Encontramos un pequeño asentamiento a orillas del pueblo. Decidimos emboscarlos esa noche, pero el campamento estaba vacío, pocas fueron las almas que padecieron por nuestras armas a costillas del rió. Nos adentramos al pueblo, pensamos que habrían ido a abastecerse o divertirse y no nos equivocamos, la mayoría del séquito destilaba alcohol en forma de sudor. Aún así, les matamos a todos, pero, el caso es; que en una de las abadías que registramos encontré a una joven rubia, de ojos azules y tres marquitas en sus mejillas. Me pareció muy familiar, imagino que fue debido a su parecido con Naruto-kun, pero de no ser por su largo cabello, y sus ropas, juraría que era el rubio que conocemos.

-¿Qué hacia en medio del tumulto una joven campirana? – Sasuke estaba asqueado, imaginar a una muchachilla con esa suerte le fastidiaba y más aun si era tan similar a Naruto. Perjuraba ante sus pensamientos, no imaginaba a su rubio en semejante condición, pensar siquiera que eran la misma persona le agitaba hasta el vomito.

-Lo mismo me pregunte yo.

-Y… ¿Qué sucedió con ella? – Deidara estaba igualmente asqueado e intrigado.

-Traté de acercarme, pero estaba muy asustada. Los hombres querían llevarla al campamento y de ser  honesto, no me pareció mala idea. Le di la espalda un minuto y escapo. Fue una lastima, era realmente hermosa, varios hombres partieron en su búsqueda, pero nunca le encontraron.

-¿Podría haber corrido con peor suerte que terminar en manos de tus lúbricos hombres? – Sasuke estaba molesto, esa joven le intrigaba y hasta cierto punto, la compadecía, la decisión que hubo tomado para con ella su hermano, le decepciono.

-Vamos Sasuke, no me lo reproches. Bien debes saber que los hombres necesitan distraerse y con que desfogarse – Sasuke, como todo buen castrense, liberaba gran parte de su estrés con mujeres desdichadas, prisioneras, viudas o prostitutas. No era algo que le enorgulleciera, pero tampoco algo que pudiese echar con cajas destempladas.

Deidara no presto mas atención de la necesaria a la discusión y prosiguiendo interrogante.

-Bien, ya son dos, pero tú mencionaste a tres personas ¿Quién es el tercer sujeto? – Sasuke e Itachi, prestaron oídos atentos a la pregunta, dando por conclusa su anterior discusión.

-¡Nada más y nada menos que nuestro señor, Minato Namikaze!

-¡¿Yondaime?! – gritaron al unísono Sasuke y Deidara.

-Ese mismo.

-Ahora si que te volviste loco – Sasuke suspiro, semejantes comparaciones iban más allá de la realidad, sonrió al ver erradas sus ideas de Naruto como un joven campirana a merced de los rebeldes.

-Quizás este loco, pero si mis ojos no mienten, ese niño es la viva imagen de Yondaime. – Deidara y Sasuke enmudecieron el cuchicheo burlón que se formo a raíz del comparativo, pues pensándolo bien, el parecido era colosal.
     


-¡Naruto! ¿Dónde estuviste toda la tarde? Te busque por todas partes y no te encontré, que no vez que me tenias con el alma en un hilo y tu… - Iruka detuvo su sermón ante el sonriente rubio, al percatar algo casi imperceptible - ¿Pero qué…? ¿Qué es ese olor? – Aspiro profundo - ¡Perfume! ¡Naruto! ¡¿Hurtaste perfume…?!

-¡Por supuesto que no! Deidara-san me ha obsequiado un baño y prendas nuevas.

-Pero… ¡Naruto, no debiste aceptar…!

-Me los ha obsequiado de buena fe. ¡No podía negarme! – Iruka le arrebato las prendas y las miro alucinado.

-Pero Naruto… ¡Esto no son prendas cualquiera, son muy finas y… nuevas! ¡Debes devolverlo!

-¡Iruka-sensei! ¡No!

-Naruto, entiende que nadie creerá que esto te pertenece, te culparan de hurto y no deb…

-¡No imagino quien podría acusarle! – Sasuke entraba en la cocineta para merendar, estaba un poco irritado y  la discusión de la servidumbre le abrumo aún más.

-Sasuke-sama…

-Iruka-san, permítale conservarlas. Tener algo digno con que vestirse no debería ser signo de vergüenza.

-Pero, señor…

-Solo asegurese de que no salga sólo portándolas… y que las use, cada que me visite – guiño un ojo a Naruto, quien parpadeo repetidamente confundido e Iruka, aterrado asintió ante el Uchiha.

-Como guste señor… Con su permiso, nos retiramos.
 
Esa noche Naruto durmió entre seda fina, sonriente y con la calidez de su perfumada piel meciendo sus narices, bajo la mirada de los cafés ojos de Iruka, quien le veía como un padre al primogénito que se aleja y no poder retener.
Una pena oculta en su corazón, le hizo llorar al pie del lecho de su rubio muchacho hasta el amanecer.
-¡Muchacho! ¿De dónde has sacado esas ropas? – Mikoto halló coincidentemente a Naruto en el comedor, este ponía la mesa usando las vestimentas que le fueron regaladas el día anterior.

-Son un obsequio de Deidara-san, señora - interrumpió sus quehaceres para dar una debida respuesta a Mikoto y una bien pensada reverencia como signo de respeto. La señora Uchiha aun le resguardaba rencor, y molestarle a estas alturas no era venéfico para sus intereses.

-Los vasallos no visten como nobles, anda a quitarte esas ropas y guárdalas, si es que de verdad son tuyas. – Naruto se inundo de rabia, la cual tuvo que ahogar. Odiaba se le juzgara vulgarmente y más siendo de hurto, pues algo que no había hecho nunca, era robar.

-¡O, pero si por supuesto que lo son! – Deidara se presentaba en el comedor acompañado de su futuro, Itachi – se las obsequie por su estupendo trabajo, ¿no es así?

-Hi – Naruto no terminaba de comprender la nobleza y sencillez de Deidara.

-Bien, me alegra, pero aun así, obedece muchacho y anda a cambiarte.

-Pero… ¿Por qué no puede usarlas?

-Es un siervo, no un noble. Esas prendas no son propias de él.

-¿Es acaso una regla? – Deidara estaba molesto, se arrugo la parte alta de su nariz ante el último comentario de la señora.

-Deidara - Itachi, quien había permanecido mudo desde su llegada, no pudo ignorar las razones de enojo de su amante – tranquilo – puso su mano sobre su hombro y dirigió su atención a su madre – Madre, es un insulto para Deidara, que no permitas que el muchacho use su obsequio ¿No te parece algo absurdo que peleen por como viste un lacayo?

-Tienes razón hijo, discúlpame Deidara, no se porque le di tanta importancia.

-No, para nada, señora mía, el causante del conflicto he sido yo, pero os ruego le permita usar mis prendas.

-Claro hijo, no habrá problema – en realidad si lo había, a Mikoto ver vestido a Naruto de aquella forma le ocasionaba un gran conflicto. La apariencia del rubio era sublime y para alguien que se basaba en apariencias, era difícil de asimilar que las posiciones pudiesen aparentarse con un simple cambio de ropa.

-Dejando esta ridiculez de lado. Madre, Deidara y yo hemos decidido partir a con su familia. No deben de estar ni enterados de nuestro compromiso y si no me equivoco hasta le deben creer muerto.

-¿Pero como así? ¿Qué ha sido de tu familia muchacho que no tienen seña de ti? – tanto tiempo de convivir bajo el mismo techo, y justo ahora se enteraba de que su futuro yerno no contaba con aprobación familiar, eso a su marido, Fugaku Uchiha, no le iba a gustar.

-Es una muy larga y complicada historia, mi señora, si no le molesta, preferiría omitirla. – de verdad le incomodaba relatar su pasado, confesarlo a Itachi le había resultado todo una osadía y abrirse con su nueva familia seria aun más complejo.

-El caso es… - Itachi prosiguió advirtiendo el cuestionamiento de Mikoto y el desagrado de Deidara – que abusando de la ausencia de mi padre, nos hemos resuelto por partir inmediatamente, a menos claro, que tenga noticias de papa y su llegada sea próxima.

-De hecho, me ha llegado una carta suya esta mañana. Me informa que abordaría un navío de vuelta a aquí en una semana, es decir, que llegaría en no más de un mes.

-¡Perfecto! Justo el tiempo que necesitamos. Para cuando él llegue la boda estará casi palpable. – Itachi miro tierna y alegremente a Deidara y le dedico una dulce sonrisa, se veía realmente estupido a sus ojos, pero aun así le quería.

Naruto había terminado ya de colocar la mesa y tal como había escuchado, Itachi y Deidara partieron rumbo al norte del país del fuego esa misma noche.
     


-¿Nadie te ha dicho que es de mala educación escuchar detrás de las puertas? – Sasuke había encontrado a Naruto escuchando al otro lado de la puerta del gran comedor, Fugaku Uchiha había arribado en la mansión hacia cerca de una hora y Naruto como buen lacayo entrometido, se arrimo a al sitio curioso, nunca había visto al cabezal de la familia, y según sus oídos quisquillosos, escuchó decir que era un hombre abominable, temible e irritante. La curiosidad le venció al escuchar de su llegada. Fugaku se encontraba merendando a fin de recuperar fuerzas tras el arduo viaje, acompañado por su esposa, quien fue la primera en recibirle. Sasuke por otro lado, llegaba a su encuentro, vestido con su mejor traje y portando la medalla de honor que se le otorgo en el castillo al entregar su reporte y la carta que traía desde occidente para la reina, Tsunade-sama.

-No estoy escuchando – Naruto se exalto ante la presencia del Uchiha menor y su sonrisa boba y nerviosa lo delataban como mal mentiroso.

-Como sea, más te vale retirarte antes de que a mi madre le de por reprenderte de nuevo – obtuvo por respuesta un enorme puchero y gesto de disgusto. Naruto retomó sus pasos hacia la cocina con los brazos sobre su cabeza restándole importancia, quería ver el reencuentro familiar y conocer, aunque fuese solo de vista, al padre de Sasuke, viro su mirada, esperando encontrar a Sasuke en los brazos de su padre o grandes sonrisas, pero para su sorpresa, este no se había atrevido siquiera a abrir la puerta. Le miro flanquear titubeante hacia su aposento.

-¿Sasuke…?


     
Naruto hizo gala de su don de improvisación, planeo una forma de encontrarse “sutilmente” con Sasuke a solas. Su curiosidad nuevamente lo llevaba a actos de vandalismo, tenia que someter al Uchiha a un cuestionario, pues, necesitaba saber sus infortunios para con su padre. Naruto no tuvo una familia “normal” y le gustaba ver a los cónyuges andar por la vida felices, le parecía que una familia infeliz, solo podía deberse a malentendidos y tonterías, así que se las arreglaría para conseguir una buena convivencia entre los Uchiha.

Su plan consistía en cometer un error, de alguna forma, Sasuke siempre estaba ahí para evitar que cometiera una equivocación, que sufriera un accidente o hiciera cualquier cosa que fuese merecedora de un castigo, esto lo llevó a pensar que le observaba y ahora esperaba que esta no fuera la excepción.

-¡Anda maldito caballo, hazme por una vez en tu vida un mísero favor y te aseguro que dejare de joderte con tus asquerosas pezuñas! – cualquiera pensaría que gritando no era la mejor forma de pedir un favor y menos a una criatura tan voluble como Chidori (El corcel de Sasuke), pero era la única forma en que estos dos se llevaban, a gritos y empujones - ¡¿Qué dices?! ¡¿Servirás de algo o esperaras a convertirte en goma?! – este ultimo comentario pareció ofenderlo y relinchó protestante y eufórico - ¡Así me gusta! Ahora… ¡Vamos a fastidiar a tu dueño!

Naruto se montó en Chidori, algo que ningún ser humano cuerdo se atrevería a hacer, pues, al más leve contacto con el regazo del animal, este comenzó a zarandearse enérgico e incontrolable.

-Ha, a, ¡Waaaaaa! – Naruto colgaba del caballo como trapo, la fuerza del animal lo sacudía de un lado a otro con gran facilidad – ¡Se supone que teníamos un acuerdo! – el animal pareció mirarle petulante a la vez que hacia un pausa en el revuelco – Naruto miró fijo a sus ojos y su expresión presuntuosa le alertó – No me digas que… - Chidori comenzó a relinchar amenazante a la vez que dio un vuelco tan tosco que casi derriba al rubio - ¡Lo planeaste, planeaste matarme, desquiciado animal! – Chidori continuó con el ataque, rudo, impredecible y caprichoso. Brincaba altísimo sobre las laderas, (hacia minutos que abandono el establo en medio del zarandeo) el peso del animal recaía en las pezuñas dando la impresión de ser ligero. Los brincos eran tenebrosos, una caída con esa fuerza seria letal, más Naruto se mantenía airoso sobre el animal. Desesperado, Chidori comenzó azotándose él mismo contra la tierra, afortunadamente Naruto era lo suficientemente bajito para que sus piernas no alcanzaran a rozar con el rugoso suelo. El caballo enfurecía más a cada segundo, se oían estridentes sus graznidos, su respiración turbia y forzada, tanto estrés terminaría por agotarle, mas sus brincos parecía no cesarían nunca.

El corcel se acerco peligrosamente a la mansión, si le azotaba contra las paredes, correría con la suerte de padecer ante los duros muros de la mansión. Los graznidos de Chidori y los involuntarios gritos de Naruto, alertaron a los residentes de la mansión, principalmente a la servidumbre, que ante tal algarabía salieron presurosos. Iruka se aterró al ver a Naruto en semejantes complicaciones, palideció, el pánico le incautó y el nerviosismo abstrajo su alma. Fugaku y Mikoto se encaminaron al tumulto, parecía algo realmente grave y así lo era. Mikoto se molestó tremenda, en cambio, Fugaku estaba fascinado con la imagen que contemplaba, jamás olvidaría la última vez que vio a alguien cabalgar así y permanecer tan persistente, el rubio se ganó su admiración a primer vista, así como la intriga ante tan sublime escena, pues la osadía del rubio y su apariencia le remontaron arcaicas vivencias.

-¡Basta Chidori! – Los empleados trataban con todas sus energías apaciguar al animal, jalaban de su correa, le emboscaba y llamaban despectivos, más el animal no cedía. A Naruto le dolía todo el cuerpo, la fuerza que empleaba para sostenerse era tremenda, sujetándose con brazos y piernas, inclusive su mandíbula se crispaba del coraje que le mantenía enlazado, esperaba ansioso detuvieran el brío de la criatura - ¡Anda a llamar a Sasuke-kun! – Uno de los lacayos encargados del establo que conocía de antemano el temperamento de la criatura, ordenó a Iruka, alarmado, sacándolo de su ensimismamiento, este corrió despavorido en la búsqueda. El resto de los Uchiha miraban cautelosos el espectáculo. La fortuna sonrió a Iruka, pues encontró a Sasuke camino a la puerta principal, el escándalo de mujeres ahuyentes y hombres atónitos atrajo su atención, incluido desde luego, el interés por encontrarse con su padre de la manera más improvisada posible.

-¡Sasuke-sama, venditos los ojos que le ven… - Iruka estaba exhausto, apenas podía respirar – Naruto… Naruto montó a Chidori! – Sasuke abrió tanto sus ojos que se le nublo la vista por un segundo.

-¿Pero que dices?

-¡Justo ahora señor, trata de derribarle!

Sasuke no esperó más, e hizo presuroso su paso hasta el jardín frontal, en donde todos le aguardaban estupefactos.

-¡Chidori! – el grito de Sasuke se hizo desde la puerta, apenas brotaba de ella y el grito ya había recorrido a todos los presentes y alarmado al corcel, pues ese alarido fue tan agudo, golpeado y agonizante, que no podía creerse naciera a labios del azabache - ¡Detente ahora mismo!

El corcel obedeció sin titubear, sembró sus patas delanteras a la tierra estrepitoso, tal fue el impacto que sus patas traseras alcanzaron una altura de dos metros sobre el aire. Sasuke trago pávido, el jalón del animal amenazó con lanzarle estridente, más el corcel mantuvo alto el cuello evitando que cayera, atajando a un tembloroso y agónico Naruto sobre su espalda.

-¡Bien hecho Chidori! – Sasuke no podía estar más complacido, entrenó al caballo para matar a todo aquel que le tomara imprevisto, y aún así había salvaguardado a Naruto – Bien hecho, bien echo… buen chico- Sasuke yacía frente a Chidori, sosteniendo sus orejas y palmando sus pómulos. Naruto palidecía a punto de perder el juicio, su cuerpo temblaba impulsivamente, se encontraba entumido y exánime.

-Lo siento, yo…

-Shhh… - Sasuke le indicó que guardara silencio posando un  dedo sobre los labios secos de susto del rubio – tranquilo – Naruto desfalleció suavemente sobre el lomo de Chidori, Sasuke acarició su mejilla y cabellos, se sintió morir de pánico ante lo sucedido, le alegraba verle bien, agotado, pero a salvo.

Fugaku permaneció unos segundos estupefacto, ya iban para tres, los años de no ver al más joven de sus hijos, le impresionó amplio ver a su hijito convertido en hombre, nunca le auguró tal semblante, pues, Sasuke era imponente, corpulento, caballeresco y erguido. La forma en la que ordenó al caballo fue desconcertante, más no tanto, como la forma en la que miraba al rubio, Fugaku le desconoció completamente, jamás habría advertido en su hijo, expresión más calida. Le miraba… ¿Con amor?
 

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Uhhhhhhhhh!!!!!!

Que bien, sigo leyendoooo!

kykyo-chan dijo...

oh diosssssss que buenoooo

Anónimo dijo...

Dios miooooooooo! sos genial! no puedo dejar de leerlo! bendita sea la persona que me dió éste link...el amor no muere solo por errores pasajeros de terceras personas...amaba con devoción el SN hasta que me topé con historias espeluznantes pero sinceramente con ésta todos mis sentimientos están a flor de piel...no puedo pasar dos párrafos sin tener que hacer un grito sordo de la emoción...es tanta que me causa lágrimas...mis mejillas se encuentran terriblemente enrojecidas por muchas razones...y ahora que tenemos ciertas razones para pensar que Naruto ciertamente es un noble me da tantas cosas a pensar! jsadjakdk Por cierto felicidades has hecho que odie a la dulce Mikoto...por cierto estoy muy muy intrigada con eso de la joven rubia de la abadía. Lo último, la parte de Fugaku y su impresión de Sasuke me mató...siento expectativas al respecto...quiero saber que pensará ahora hacer...y por demás la reacción de Sasuke esa dulzura...por Dios...GRACIAS SEAS QUIEN SEAS PORQUE NO TENGO IDEA...cual es tu nick? por cierto, estoy muy ansiosa porque recién voy por el 5to cap...y hay como 50...todavía va a pasar mucho tiempo hasta que ellos puedan ser felices...ayyy sii es cierto...por Dios no cabía en mí de la ternura que me inspiran Itachi y Deidara..que tiernos...todos pornkcksdnfdskn GRACIAS INFINITAS GRACIAS!
Nadywing...

Leairiux dijo...

Jajajaja... No, gracias a ti. Que me probocas mucha gracia leyendote.

Sora Tapia dijo...

Como adoro a Deidara, es tan lindo. Ese Itachi como siempre muy listo inmediatamente se dio cuenta de lo loco que esta Sasuke por Naru. No meagrada mucho Militó y eso es muy raro. Fugaku ya llego y también se dio cuenta. Pobre Naru que trauma pero al menos funciono su plan. Saludos

Publicar un comentario

Deja tus comentarios aqui: